lunes, 26 de diciembre de 2011

Lluvia

La mañana me miraba triste con un sol oculto entre nubes que anunciaban la prontitud de la lluvia. Los relieves del piso de la solitaria y callada estación del tren me mostraban paisajes imaginarios, que presentaban en mi cabeza los verdes campos Suizos. Los recuerdos de una tarde de verano en aquella casita azul y techo blanco regresaban a mi paladar el sabor de las frutillas que nacían en tremendas cantidades en los arbustos cercanos a la vena de río que pasaba por ahí. Todo era tan lejano, ahora no estaba más en aquél lugar. Esperaba el tren el que me llevaba de vuelta a otro sitio. 

Las vías sin fin, viejas, oxidadas y marchitas como mi propio espíritu desvanecido en la multitud de partículas que rondan eternamente, mencionaban que aún estaba aquí, existía.

Pero mi camino ya no era claro y nada podría despertarme si yo regresaba. Tomé un cigarrillo maltratado que saqué de uno de los bolsillos de mi vieja chamarra. Tragué el humo y me levanté del asiento. 

Caminé lento dejando atrás, en ese asiento de aquella estación, la única y pequeña maleta que contenía apenas ropa, el boleto y el tren que silbaba, chillando que en cinco segundos quedaba estático.

Inicie lo que me quedaba de vida con un cigarro encendido, mi billetera y el cuadernillo de vivencias que jamás me abandonará. La lluvia cayó de repente fría y reavivante, mojándome en gran parte.















sábado, 24 de diciembre de 2011

El Accidente Navideño

Iba cierta madrugada caminando por un solitario parque de Nueva York. Tenía los pies congelados y la chaqueta cubierta de nieve. Ya no sentía la nariz y tampoco las orejas. Mi vida era un total fracaso. Lo admito, estaba ebrio y desempleado. Mi prometida me dejó después de seis años de noviazgo para irse con tipo millonario y mayor que ella por mucho, usaba pastilla azul. Mi madre había muerto, mi padre era un vagabundo perdido y drogadicto. Habían embargado mi casa y me quitaron el auto. Me robaron a Trinny, mi querida y malhumorada perra schnauzer al igual que mi billetera con todas mis tarjetas de crédito e identificaciones.

Acomodé mi cansado trasero en una banca y disfrute del silencio nocturno acompañado de mi única compañera, una enorme botella de whisky barato y de pésima calidad. Cuando al fin el sueño llegaba como un héroe para alejarme de la realidad de este mundo, un fuerte y lejano ruido distrajo mi atención, sentí en las piernas la vibración de un golpe, creí, entre mis alucinaciones, que se trataba de un enorme elefante volador que había caído del cielo.
Caminé despacio siguiendo el eco del ruido que aún resonaba inquietamente en la profundidad de mis oídos, en el fondo, la única explicación que consideraba era la del elefante volador.
Entre los árboles pude visualizar un enorme bulto oscuro, envuelto en sombras pero, ningún ruido, ningún movimiento. Seguí caminando hasta quedar a escasos dos metros de la criatura. Me llevé un tremendo susto cuando de golpe y sin previo aviso, la figura se iluminó por completo, adornada de bellísimas luces blancas y rojas además de canciones navideñas. No podía creerlo, era 24 de Diciembre y tampoco podía creer que frente a mi estaba un gigantesco trineo, con renos, un costal de al menos 10 metros y un gordo sujeto con barba blanca e  inconsciente. Era muy difícil de creer, pero estaba seguro que, aunque era tan obeso como un elefante, se trataba del auténtico Santa Claus. Era mi gran oportunidad, el podría ayudarme.
Puse en su boca un chorro de whisky y golpeé ligeramente sus redondas y rosadas mejillas. El tipo comenzó a reaccionar hasta que al fin pudo abrir los ojos. Tosió y poniendo una cara de rechazo dijo que el whisky era realmente asqueroso. Me disculpé y expliqué a Santa lo que había ocurrido. Él movió la cabeza, se sentía aturdido.

Después de algunos minutos me agradeció por ayudarlo y me dijo, un tanto acelerado que debía irse pues ya había perdido mucho y debía entregar muchos regalos aún. Intente explicarle a Santa mis problemas y pedirle ayuda, pero el tenía tanta prisa que dijo que hiciera una carta y tal vez el siguiente año podría ayudarme. Jaló las riendas de sus renos y se despidió.

Estaba confundido, Santa no me ayudaría y si él no lo hacia, ninguna persona lo haría. Me enojé, el gordo me ignoró y ahora simplemente se iba. No puede controlarme, tomé la botella de whisky entre mis manos, lo miré directamente a los ojos y dije Adiós Santa Claus para impactar la botella en su cabeza. Trozos de vidrio quedaron esparcidos en la nieve y una gota de sangre escurrió. Los renos se alteraron y los nervios me invadieron.

Presuroso tomé el costal y lo arrastré con todas mis fuerzas, el resto es historia. Ese año Santa Claus no llegó. Los padres de cientos de niños tristes salieron a buscar costosos juguetes en tiendas caras. Yo vendí todos los juguetes del costal. Junté mucho dinero, tanto que pude abrir mi propio negocio, una jugueteria “Los Juguetes de Santa“ ahora soy rico, mi vida quedó resuelta desde aquella noche. Yo sé que arruiné la navidad y seguramente Santa me odia pero, todo va bien, no lo maté. Al siguiente año el regresó al trabajo y entregó regalos por todo el mundo.

Yo tengo muchos clientes, los padres de los niños siempre vienen a comprar juguetes, se previenen por si Santa Claus no llega a repartir regalos para navidad.

Jo-Jo-Jo


Bruja Grinch

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Con toda seguridad

Después de Vivir te Mueres.

Pesca

Se adentró al mar, luchando contra espesas olas. Controló el peso de la conciencia y arrojó el combustible orgánico al corazón. Esto alentó su motor para afrontar las consecuencias. Corria peligro, más que otras veces, pero, pelear contra la tempestad siempre ha sido la misión.


Tres bocas que alimentar con el pescado fresco que halláse perdido entre la tormenta. Entrará en su vieja red en busca de refugio sin poder escapar después de su verdadero destino.


Pero esa carne no entra a su boca, porque su vida poco le importa. Ha asignado valor, comerán las que importan más. No, no es un caso cruel, así manifiesta su amor sin que lo noten. Sonríe y traga saliva. El estómago lo tortura y recurre a la fruta pequeña que a veces encuentra. Ellas no se dan cuenta. Pero él, ese joven de 18 años es el hombre. Él debe cuidar a mamá y sus dos hermanas. Por eso toma su lancha y sale a pescar.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Matar al Enemigo [Fragmento]

-Toma el Arma.

-Pero yo no sé disparar, jamás lo he hecho.

-Te digo que la tomes.

-Pero... señor

-¿No entiendes?

El sujeto tomó el arma que el otro mostraba frente a su cara, tenía miedo y temblaba como si hubiera sido sumergido en agua helada. La pistola le parecía muy pesada, nunca tuvo una en sus manos que no hubiera sido de juguete.

-Señor, yo no quiero hacerlo

-Si no haces lo que te digo tu cabeza volará en pedazos. ¿Puedes ver ese bote de basura que está allá?

-Sí, sí señor.

-Ahí quedarán tus restos. Sólo me tomaré el atrevimiento de guardar una de tus manos. Esa en la que llevas el anillo de matrimonio, que brillante seguro costó una fortuna. Se la enviaré a tu esposa, probablemente quedará traumatizada cuando abra el paquete y encuentre en el interior esa cosa ensangrentada, las niñas tampoco podrán superarlo nunca, pobrecillas.
-No te metas con ellas.

-Shhhh tranquilo Scotty, ya sabes lo que tienes que hacer y entonces, después de eso podrás volver tranquilamente a tu casa, abrazaras a tus pequeñas hijas y le harás el amor a tu esposa toda la noche. Estuviste cerca de la muerte y el sexo te regresará a la vida. Ahora, levanta el arma y tómala con ambas manos.

-Estás enfermo. Eres un jodido psicópata.

-¿Estoy enfermo? Sí, ¿Soy un jodido psicópata? también- el hombre termino la breve secuencia de preguntas y respuestas, miró al vació y después dejo salir con toda la vehemencia que podía una estruendosa carcajada y agregó -Scotty, se ve que eres un hombre muy bueno. Trabajas todo el día para ofrecer la mejor vida a tu hermosa esposa, tienes dos autos, una linda casa, los domingos de parrilladas, un excelente puesto en esa compañía que es lo mejor del momento. Incluso tienes unos zapatos costosos, eso sí, te falta un reloj. Creo que haré mi última herencia.- jaló la manga de su traje para dejar al desnudo su muñeca, traía un bellísimo reloj que enseguida demostraba poder y fortuna. Se lo quitó en un momento y estiró la mano para ofrecérselo a Scott.

-Yo no quiero tu reloj.

El hombre sonrío y chasqueó tres veces la boca en forma de negación, emitiendo un ruido parecido al que se hace cuando llaman a las ardillas y dijo - ¿Sabes cuál es tu problema Scotty? tú siempre quieres ser mejor que los demás. Claro que, ser así tiene sus ventajas, por esa forma tuya tan necia es que tienes el puesto que tienes pero la gran desventaja de todo esto es que no puedes aceptar un simple reloj que un amigo te regala. En tu mentecilla está la idea de que si lo aceptas demuestras debilidad. Muy mal Scotty, debes ser humilde. Ahora acepta este obsequio que te hago. Vamos muchacho ¿nunca usaste uno? ponlo en tu muñeca.

Scott extendió la mano y lo tomó. Lo miro por un instante, de verdad que era hermoso. Una joya exclusiva que seguramente pocos tenían. Colocó la pistola bajo el brazo para poder colocarse el reloj y una vez puesto el sujeto extraño dijo -Maravilloso Scotty, cuídalo mucho. Vale más de lo que tú ganarías en un año de trabajo. Ahora que he sido un hombre muy generoso estoy seguro que llegaré directamente al cielo. Quizá Dios se levante de su asiento para ofrecérmelo a mí- Las risas del hombre envolvieron la atmósfera en donde parecía que el aire pesaba y dificultaba respirarlo.

Scott no tenía alternativa y lo sabía. No podía huir, de hacerlo el hombre lo mataría a él y a su familia. Algunas horas antes, cuando fue capturado él sujeto le advirtió sobre lo que pasaría y además le contó detalle a detalle lo que Scott y su esposa hacían durante el transcurso del día. Minutos después aquél sujeto hizo la extraña propuesta y le ofreció agua que, seguramente llevaba algún químico porque de momento Scott cayó desmayado y despertó algunas horas después.

Todo estaba muy bien planeado, pensó Scott. Y decidió sin dar más vueltas al asunto que debía hacer lo que el hombre quería. Tenía miedo pero saber que la vida de su esposa e hijas estaba en juego le otorgaba cierto valor. Un valor que en raras ocasiones mostraba porque él no era un hombre de violencia. Apenas tuvo peleas en su adolescencia pero contrario a eso, había ganado muchos amigos que le apreciaban bastante por aquél sentido de justicia que siempre mostró desde muy pequeño. 

Una vez, aún en el colegio llegó un chico nuevo a la clase, los problemáticos del salón lo esperaron al receso para darle una bienvenida pero Scott lo sabía porque él era amigo de todos y de ellos también. El muchacho nuevo caminaba solitario por un pasillo del patio cuando fue acorralado por los demás niños que se mostraban desesperados por golpearlo y además quitarle su dinero. Pero antes de que el más grande impactara su puño en el ojo izquierdo y azul del nuevo, Scott llegó y dijo -Chicos, no es necesario golpear a este compañero, es amigo. Antes de salir al receso le hablé de todos ustedes y él muy amigablemente ofreció invitar el desayuno a todos nosotros el día de mañana. Qué pena que ahora le hagan ese recibimiento, seguro se ha retractado de la oferta. Los demás chicos lo miraron sorprendidos y el del puño cerrado y apretado miró al niño que continuaba frente a él, temeroso y angustiado y le pregunto –Hey, eso que ha dicho Scott ¿Es verdad? pero el muchacho no entendía nada de lo que pasaba y a penas pudo contestar - eh, sí, sí. Eso es verdad pero veo que no soy bienvenido. Todos tiraron carcajadas y Scott colocó un brazo sobre el muchacho nuevo para llevárselo a otro lugar del patio, volvió la cara a los demás y les recordó - Chicos, mañana recuerden que él nos traerá desayuno a todos, ahora es nuestro amigo. No intenten espantarlo o podríamos perdernos de unas deliciosas salchichas. -No, no Scott, no hay problema. Hey, amigo. Esperamos mañana la comida y discúlpanos.

Los recuerdos se le fueron esfumando de la mente. Ahora no podía hacer nada que no fuera lo que desde un principio el sujeto le dejo claro. Enormes gotas de sudor comenzaron a llenarle la frente y escurrirle de las patillas. Estaba a punto de cometer un crimen.

- Se termina el tiempo Scotty. Será mejor que te apresures. Después de esto tienes una misión más que hacer o de lo contrario- guardó silencio por un momento y terminó diciendo en forma de canción - Conoces las consecuencias.

Scott tomó del arma con ambas manos y apuntó a la frente del hombre. Este no se movió y en sus ojos mostraba tanta calma como el mar en un día de verano. Verlo así, con tanta paz y tranquilidad desconcertó a Scott pero ya no importaba lo que pasara después, tenía el tiempo en su contra.

-¿Qué pasará después?

-Después, tomarás de mi bolcillo algo que es para ti. Te irás pronto para que cumplas con la última tarea. No dejes rastros, debes ser muy cuidadoso. Tanto como lo eres en tu trabajo con todos esos números que tienes a cargo.

-¿Mi esposa estará bien?

-Claro que sí. No seas desconfiado Scotty. Termina ésta y la última tarea que te he encomendado, debes llegar a cenar. Pero recuerda, si intentas salirte con la tuya... dejemos las cosas malas y sigamos.

-Muy bien, no te muevas.

-Gracias Scotty, eres un buen muchacho. La vida te recompensará por tu bondosa acción- y las carcajadas salieron de nuevo de la boca de aquél sujeto.
Scott, suspiró y miró por última vez los ojos relajados del sujeto. Apuntó y espero unos segundos intentando responderse si lo que hacía era lo correcto, fue interrumpido por las palabras ansiosas del hombre que lo esperaba -Queda poco tiempo.

-Adiós- dijo Scott y jaló del gatillo. La bala atravesó con toda la rapidez posible la frente del extraño. Éste se derrumbo y quedó tirado en el suelo con una ligera expresión de tranquilidad en la cara. Con las piernas extendidas y extrañamente con ambas manos en el pecho. Era todo un muerto acomodado dentro del ataúd.

Scott, estaba sorprendido. Acaba de matar a una persona que se lo había exigido. Pero el tiempo seguía y ahora él no tenía oportunidad para detenerse a meditar. Debía seguir. Vació el bolcillo del muerto tal como este se lo había ordenado. Salió del lugar sin mirar atrás. Se escurrió oculto entre las sombras, como un insecto, como una cucaracha. Olvidó por un instante que se había convertido en un asesino y que el cadáver de su primera víctima estaba atrás, apenas a unos pasos de él. El juego debía continuar.



miércoles, 14 de diciembre de 2011

La Red

El hombre que nace de la tierra, de su madre que es la gloria incierta de la naturaleza. Madre tierra. El hombre es mujer o varón con semejanza de inteligencia que delinean a cada persona individual, con similar anatomía y de ellos sólo hace diferencia aquél que juzgó (si es qué existió) desde arriba y que llenó como una plaga la mente de la humanidad. No reclamo las injusticias históricas que la ley enuncia sin igualdad de género, sin imparcialidad de sexo contra la mujer desventurada y desgraciada. De Lilith a Eva, de bruja y hechicera es culpable de tragedias todas juntas, todas ellas pero insisto, son abusos y de estos crímenes irreparables no se olvidan porque dejan huellas.

Ella sólo sonríe al sol, luna y estrellas. Porque ella y yo somos el homenaje, la esencia de la vida y de la tierra. Aún repito que no reclamo, por los actos pérfidos que musitan miedo y enloquecen a mis amigas las mujeres y son sólo ellos, los hombres que entorpecen pero solamente los que faltos de dignidad y autodesprecio sienten, los que levantan la mano y violan a las niñas inocentes. 

Con una hebra, un hilo de mi pelo castaño arrancaré audaz y pareceré agresiva pero será para tejer sin que sepa, la red que enjaula, al hombre egocentrista y a la mujer traicionera que inducen a la guerra y desigualdad obtusa. Quedarán atrapados los estúpidos pensamientos de inferioridad y superioridad. Todos somos iguales pero con diferente capacidad de amar, no por qué de reglas se trate, no por qué ellos menos y ellas más. Se trata de desequilibrio emocional. Yo me amo y me respeto y así igual haré con aquél al que quiero.

sábado, 10 de diciembre de 2011

Ajeno

Frente al espejo veo una cara con la misma palidez que la de un enfermo. Los ojos hundidos pero el globo ocular parece más grande y el iris se muestra completo y desesperado. Las mejillas están chupadas. Hay una calavera frente a mí con una delgada capa de epidermis. 
Entre unas manos flacas está la cara y estas aprietan con fuerza y jalan el pelo y entierran las uñas.
La respiración suena profunda y veloz.

Sigue la cara frente a mí. Se está transformando en el demonio oculto. Entonces ellos aparecen y sigo viendo a través del espejo como susurran al rostro, están atrás de aquélla. Son los mismos que yo conozco. Son mis amigos del infierno con los que hablo y entonces entiendo, la cara que veo es la mía. Y me da miedo. Le temo a la que está frente a mí. Soy yo, pero luzco diferente.

- Hazlo, hazlo, hazlo - gritan todos entre carcajadas.

Y entonces me estoy perdiendo, porque dentro de mí la dueña del nuevo rostro reclama el cuerpo que poseemos. Y otra vez se transforma, se está riendo. Ha caído en la locura y yo no puedo hacer nada más. Me dejo llevar y entre las tinieblas diviso como ellos colocan largas líneas de heroína. Y esa que está frente a mí, la que soy yo, inhala profundo y yo me pierdo porque ya no puedo ver más con sus ojos el mundo. Desde hoy quedo oculta y evaporada. No existo.



miércoles, 7 de diciembre de 2011

Cerdos Asquerosos

Acompaño a una mujer, puedo adivinar quién es pero luce diferente. Caminamos por una calle desolada y opaca. Es de noche y el cielo está oculto por una espesa manta de nubes. El lugar es pesaroso y mísero. Podría jurar que una maldición se apoderó del sitio llevándolo sin cuestionamientos a la ruina. Ella no habla y yo tampoco.

Seguimos caminando y doblamos en la esquina menos incitante para llegar a la puerta de una casa pequeña y pobre. Ella toca y una mujer desgastada se asoma por un agujero que atraviesa la pared.


-Pasen, Pasen- Dice ella con una evidente expresión de alegría en el rostro. 

Es un lugar desagradable. Creo que en cualquier momento el techo se viene abajo y las paredes caerán súbitamente sobre mi cabeza, sin darme acaso el tiempo para eludir el golpe. No recuerdo la frialdad de afuera, pero, de pronto dentro del cuchitril la temperatura bajó y una especie de chimenea pequeña apareció  frente a mi. No hay leña suficiente y la reducida llama se aferra a la vida quemando lo que sea qué encuentre a su paso.

Al centro del cuarto, una mesa de cuatros espacios, vieja, sucia. Al rededor sus cuatro sillas de madera en las peores condiciones. 

- Es gente pobre, muy pobre- pienso sin mostrar ninguna expresión en el rostro. 

Junto a la mujer que nos abrió están, dos niños pequeños, mugrosos y flacuchos. Del otro lado un hombre alto y regordete con un bigote que me irrita

Hay un costal rojo a un lado de la mujer con la que llegué, es raro porque antes no estaba. Ella se agacha para abrirlo y de su interior saca un enorme pavo que pone sobre la mesa. Les sonríe a los dueños del lugar y estos corren, empujándose unos a otros para sentarse y los niños pararse sobre las sillas. Se atragantan a toda velocidad el pavo, arrancan trozos de carne. No usan platos, tampoco cubiertos o servilletas y siguen tragando presurosamente sin masticar, se han ensuciado completos. Yo me siento asqueada por la escena. La mujer con la que llegué se asombró y agregó -El pavo era para que cenáramos todos. Pero ellos la ignoran y continúan desesperados. 

Observo detenidamente a las bestias y después a la mujer que ha cambiado un poco la seña de su cara, parece decepcionada y triste. En un instante el enojo se apodera de mí, vuelvo la vista a la familia y veo como ellos, comienzan a transformarse en cerdos. De las personas no ha quedado rastro, sólo las viejas ropas que vestían pero dentro de ellas no hay humanos. Hay cerdos hambrientos en su lugar. Quedé turbada pero la ira que ya me dominaba sacudió mi cuerpo y de mí sólo salió la siguiente frase en un grito:

- Malditos cerdos asquerosos, todo se tragan.

Les grité tan fuerte que hablé dormida. Fue la frase <<Malditos cerdos asquerosos, todo se tragan>> la que me despertó pues me escuché decirla.

sábado, 3 de diciembre de 2011

FRÍO 630 [Fragmento]

La oscuridad de la noche se aleja mientras el
claro resplandor de los primeros rayos del sol
ganan terreno en el vasto cielo.

Las aves resuenan sus flautas transversas y clarinetes
integrados. Vibran desde su interior y hacen brotar de
la parte oculta de su estómago los cánticos que
envuelven la mañana aún dormida.

En la esquina del buró el reloj con alarma grita
que me levante, he podido estirar el brazo cansado
solo para callarlo y con un golpe le ordeno silencio.

Puedo al fin abrir los ojos pero, yo ya estaba despierta 
y tú también. Lo supe cuando acariciaste mi
espalda y jalaste la sábana, acomodándola a mi
costado, asegurándote que el calor no escapara de
mi cuerpo ni de ti.

Pero no quiero moverme, te abrazo para que
no te despegues de mi. Tiemblas porque tienes frío
y yo estoy segura, lo más inteligente es que hoy
no vayas a trabajar y te quedes acostado conmigo.
Toda la mañana, todo el día.

Me envuelves con tus brazos, ya estoy dormida
pero entre sueños he sentido tus besos tímidos.
Tampoco te atreves a irte, no estás convencido de
abandonarme y te acomodas otra vez. Ignoras
el sentido de responsabilidad que retumba en tu
cerebro porque me amas demasiado.

Tus manos recorren mi piel. Dormimos desnudos
como siempre después de hacer el amor, el recuerdo
te reclama y tu ansías. Deseas quedarte cinco minutos
más.

- Te amo - susurraste a mi oído y con sumo cuidado
desprendiste tus piernas de las mías. Tomaste la
almohada y la pusiste a mi lado pero, yo sé que no
eres tú.

El frío te cala hondo, a mi me ocurre exactamente
lo mismo. Te observo levantarte y acariciar tu 
cabellera. Caminas al baño y escucho la regadera.
Te imagino sintiendo el agua relajante y me incorporo
para correr y bañarme contigo. Bajo el chorro caliente.

Estás asombrado de verme ahí, me sonríes y yo 
no hago más que abrazarte para concluir con un
beso. El bautizo matutino, es el que nos une hasta 
que lleguen la luna y las estrellas y tú regreses
a casa. Y tú regreses a mí.



Esa Maldita Yo



jueves, 1 de diciembre de 2011

Despertando al Caos

3:45am
Agitada, empapada en sudor y de nuevo sola, sola en mi habitación. ¿Qué día es? tampoco el celular me lo decía. Cerré los ojos, pensé en tranquilizarme, perdí la noción y quedé dormida.

4:45am
Han pasado exactamente 45 minutos desde mi último abrir de ojos, no sé si estoy despierta, pero esto se asemeja mucho a lo que conozco como la realidad. La cama ahora está completamente mojada, como el pijama. El sudor comienza a inundarlo todo, parece que intenta ahogarme sin que yo pueda darme cuenta, mientras estoy perdida en los sueños que no recuerdo. 

Cierro los ojos y al instante esas imágenes me atacan, ya no hay sólo oscuridad, porque lo que era todo negro ahora cambia significativamente de formas, me muestra lo que yo conozco pero que aún no entiendo. 
No puedo dormir más, me incorporo y me encuentro sentada, miro mis pies, uno tiene un calcetín y el otro está quieto y desnudo. 

Las articulaciones están engarrotadas, incluso moverme lento me cuesta, hago el intento comenzando por el cuello, ¡Crac! algo dentro ha rugido como un trueno. De a poco, juego con el ritmo de mi corazón como único acompañante sonoro para conseguir movimiento en todo el cuerpo. Lo consigo y me levanto. Camino muy despacio, no tengo prisa y aunque la tuviera, mi cuerpo no está preparado para correr.

Llevo la cabeza en blanco, ¿Qué ha pasado ayer? no tengo una jodida idea, es como si hoy me levantara a la vida después de mucho tiempo. 

Quedo frente a la ventana, tras la cortina se asoman las luces de la calle, la jalo para quedar frente a la soledad, no hay personas, no hay pájaros, no escucho el ladrido de algún perro o el rechinar de los autos, ni la madrugada responde.

Sé que alguien falta en mi cama pero, ¿Quién?, un momento, ¿Quién soy yo?, ¿Cómo me llamo? La cabeza me late, estoy pletórica de quién sabe qué.

He vuelto a la cama, tengo que cerrar los ojos y dejarme llevar, tal vez ahí, en ese mundo yo pueda hallar respuestas, pero no tengo preguntas, en el fondo, estoy segura, no debo conocer la verdad.







-Estoy acostada en la cama, con los ojos cerrados, sólo intento ver qué pasa si permanezco así, viendo lo que hay al otro lado pero, nada puede pasarme, es como los sueños-

De entre la negrura, veo destellos, abarcan todo el rectángulo de mi visión, son blancos y hay más y más, iluminan el entorno, iluminan, iluminan.

Se han formado figuras geométricas, son de todos los colores y al centro, un enorme triángulo invertido, se acerca y me indica que debo ir hacia abajo. Camino entre el blanco y la geometría, creo que puedo caer en cualquier momento. Por alguna razón estoy pensando en música y ahora el lugar está sonando, pero no conozco la melodía, no sé cómo se llama. Entre más camino hacia el triángulo, este se aleja más, es dorado, como el oro y brilla, estoy segura que puede reflejarse en mis ojos.

-Pensé en música y apareció, tal vez si pienso en helado pase lo mismo. A mi lado, una montaña de helado de chocolate, arriba puedo ver la crema batida con fresas y chocolate líquido, acaba de aparecer de la nada. Comeré un poco, se ve tan delicioso. 

El triángulo ha girado, ahora indica que camine hacia arriba pero, yo no he hecho más que caminar al frente, porque no veo dimensiones, todo es tan ¿plano? He tenido que dejar el helado para seguir, podría pensar en cualquier cosa y ésta seguramente aparecerá -Ten Cuidado con lo que Deseas- recuerdo la frase, pero no sé de dónde.

Ahora estoy frente al triángulo, parece un botón enorme, es tan alto que desde donde estoy no puedo ver bien la punta, debo oprimirlo. Estoy tratando con todas mis fuerzas y entonces este al fin se movió, quedó presionado y una luz interna le ha encendido. He mirado atrás de mí, ya no hay nada, sólo está el blanco inmaculado ante mis ojos y delante, el botón que ya no es un triángulo, es una flecha parpadeante.

-Arriba- dije. Algo está temblando bajo mis pies, ahora me eleva y la flecha ha quedado abajo, todo sigue blanco y no hay nada que observar. -Alto. El ascensor se detiene, pongo un pie al frente y confirmo que no voy a caerme, noto la dureza y avanzo, no es diferente al lugar de <<Abajo>> pero entonces. Veo al fondo una pequeña figura oscura, ¿qué es? no puedo evitarlo y corro hacia ella, pero esta no se mueve, cada vez la veo más cerca y más, más, más.

Al llegar comprobé que se trataba de una puerta, a un lado una pequeña inscripción en una placa plateada reluciente, dice: Piense, Sueñe y Abra.

Entiendo de que se trata. Pensé en un águila gigante, la imaginé y dejé que la mente hiciera la suyo, soñé que estaba sobre ella volando el mundo y entonces abrí la puerta y entré.

El águila, ahí está frente a mí, se ha inclinado, parece que quiere que me suba, al rededor todo sigue igual de blanco, lo único que está frente a mi es el águila. -No hay nada mejor aquí, subiré.

He trepado a su lomo, los nervios me están traicionando, como el que se siente cuando te subes a un juego extremo en las ferias, no recuerdo haberme subido a alguno, pero, tampoco recuerdo mi nombre.

-Vuela- ordené. El enorme animal ha emprendido el vuelo, sé que estoy volando porque las alas se le mueven y ha encogido las patas pero, no siento el aire, todo sigue tan blanco como antes.

-Imagina- dijo una voz.

No entiendo muy bien de qué se trata, pero pensé en el aire rozando mi piel y ahora lo estoy sintiendo, imaginaré que volamos sobre un lago, el lago apareció. Estoy llenando todo el lugar, árboles, el clima es frío, a lo lejos visualizo un castillo medieval, es hermoso, muy bello.

Pero entonces, por un instante, tengo miedo, no sé a qué, no sé por qué, pero el miedo me domina y ahora, todo el hermoso lugar se va cayendo a trozos, del cielo azul ha caído un pedazo y todo comienza a derrumbarse, dejando en el lugar vacío el negro penetrante, el Águila ha pegado un chillido, es como si estuviera muriendo, deja de aletear y va cayendo en picada, yo estoy cayendo también. El lago ya no está, nada amortiguará el golpe, el negro está por todos lados, me estrellaré, falta poco, lo presiento, 

-Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa.







Tiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
- Rápido Enfermera, Electroshocks. La máquina.
- Sí Doctor.
- Póngalo ahí, de inmediato. Deme eso. Uno, dos tres, descarga. Uno, dos tres, descarga. Uno, dos, tres, descarga.
- Doctor, no responde.
- Uno, dos tres, descarga. Uno, dos, tres, descarga. Uno, dos, tres, descarga.







Tiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, tiii, tiii, tiii, tiii, tiii.

-Ha vuelto, ha vuelto, Doctor ya ha vuelto.
- Llévese esto y regrese pronto, ya sabe que no puede estar sola ni un segundo, necesito que ahora la vigilen más, incrementen la seguridad y los cuidados deben ser intensivos. Registre el incidente, son las 6:45am. Ella estará bien, estará bien.
- Pero Doctor, lleva más 4 meses en coma, ha sufrido al menos 6 paros cardiacos, ¿No cree usted que ella debería descansar ya?. Tal vez ella desea partir.
- ¿Estás loca? Soy el Director de este hospital y nadie debe contradecir mis órdenes, invertiré todo mi dinero si es necesario.
- Pero Doctor...
- Haz lo que te he dicho, ahora, lárgate. Es mi hija, no la dejaré morir.


-Es mi hija, no la dejaré morir. Todo está bien pequeña, todo estará bien, te lo prometo.







12:45am
 Me siento un poco mareada, ya todo está oscuro, no sé qué día es pero mi reloj parece andar perfectamente. Mi cuarto parece más ordenado que antes, todo se ve exactamente igual excepto por ese cuadro que está colgado en la pared, en él sólo hay una flecha dorada y el fondo es todo blanco, no hay más. Creo que la oscuridad me traiciona pero, parece que la flecha se está moviendo.




lunes, 28 de noviembre de 2011

Tus labios fríos

Desperté un día con la voz de tu madre al teléfono, me pidió que fuera a tu funeral porque te has suicidado.

- Se suicidó - fueron sus últimas palabras antes de caer en llanto.

- Ahí estaré.

Ésto me provocó un inmenso vacío.
Llegué al velorio, todo me parecía más oscuro. Abracé a tu madre pero no dije nada, no podía.

Avancé hacia el féretro, te miré un rato esperando un por qué pero, no dijiste nada.

Me acerqué a tu rostro, suspiré sobre tu cara y te dí un últmo beso en los labios, el último.

La frialdad y el vacío me durarán toda la vida.

Salí del lugar sin que nadie lo notara y caminé, caminé hasta perderme.

Ya lo sabía, algunas veces lo mencionaste.

viernes, 25 de noviembre de 2011

El Vampiro que en su intento se hizo Murciélago

Nombre: Vampiro
Ubicación: No Revelada
Foto tomada por mi.
Edad: 343 años
Origen: Desconocido 











Una noche como cualquier otra, andaba por ahí, perdiendo el tiempo, de repente pude ver algo pequeño y oscuro que caía del cielo, cayó de golpe al suelo y corrí para saber de qué se trataba. Gran sorpresa me llevé al descubrir que se trataba de un pequeño y simpático murciélago, no pude evitarlo, le tomé fotos.

—Hey, no más fotos por favor, eso de la farándula nunca ha sido lo mío — dijo aquél.

—Discúlpeme si lo he molestado — conteste algo avergonzada.

—No te preocupes, sólo ¿En dónde estoy? He pasado algunos días volando intentando la transformación y sólo conseguí perderme.

—Yo también estoy perdida, seguía una luz en el cielo que ya desapareció.

—Bueno, es evidente que nos encontramos en la misma situación.

— ¿De qué transformación habla?

—Verás, soy un Vampiro, tuve un encuentro con una bruja que me ha hecho un conjuro y ahora no puedo convertirme.

— ¡Un Vampiro! ¿Cómo Drácula?

—No chiquilla, Drácula es un presumido, sólo está interesado en la fama. Yo soy uno anónimo, uno que busca aventuras y conocimiento.

— ¿Cómo un expedicionista?

—Sí, bueno, algo así.

El vampiro parecía muy cansado, apenas y podía mover sus alas, hizo tres intentos más para volar y volvió a caer quedando, casi, en la misma posición.

— ¿Puedo ayudarlo? — le pregunté apresurada.

—Abre tus manos, subiré a ellas y me arrojarás, de esa forma intentaré emprender vuelo.

Y así lo hice, tenía una piel muy suave. El pequeño aleteo con fuerza para conseguir al fin elevarse, echó una risotada y se posó en las ramas de un árbol.

Agregó —Desde aquí será más fácil.

— ¿A dónde desea ir? — pregunté

A buscar a la bruja, le picare los dedos de los pies para beber de su sangre y romper esta maldición.

¿No tiene miedo?

No, puede herirme, hacerme su prisionero, intentar con otro hechizo, pero no puede matarme, dicen que ha conseguido la forma de eliminar vampiros pero, si eso es real necesitaría al menos un mes para lograrlo y para entonces yo habré ya escapado.

Me gustaría acompañarlo, tampoco he visto una bruja antes, pero no puedo volar.

De poder convertirme mordería tú cuello y podrías ir conmigo, pero de serlo seguramente no estaría aquí hablando contigo.

Espero verlo otra vez, hasta pronto y buen viaje.

He guardado tú aroma, alguna noche te visitaré cuando mi tormento termine y entonces podré enseñarte todo lo que yo sé. Adiós y Gracias por tú ayuda. Por cierto ¿Cuál es tú nombre?

Alejandra.

Hasta pronto Alejandra, nos veremos en algún tiempo.

Adiós.

        Yo aún espero para volver a verle, ojalá que todavía me recuerde por que yo, yo no olvido su tierna cara de muerciélago.




martes, 22 de noviembre de 2011

El Cuarto Intento y nos Vamos

En este momento no hay historias, no hay poemas, no hay inventos ni canciones. 

Pues es real, hoy no hay publicaciones serias (¿bromeas? No tienes ninguna publicación así). Podría hablar de mi pero creanme, es bastante aburrido, además, pueden husmear en el perfil, encontraran todo sobre mi.
 
Llevo pocas publicaciones y con pocas me refiero a que ayer navegando por blogs extraños me encontré algunos con más de 300 publicaciones, incluso uno tenía 40 y algo sobre la pestaña de un mes que no recuerdo, como sea, retomando el punto de <<tengo pocas publicaciones>> debo decir, a los fieles seguidores (amigos), que este no es mi primer blog, más bien el cuarto. Tal vez ustedes se preguntarán ¿Y por qué no montas los links a tu perfil? pues verán, no es necesario. El primero, ahora que lo recuerdo, eran solo niñerias, olvidé el completo contenido, pero lo asumo por las fragmentadas imágenes que me llegan. El segundo, bueno ese no era tan malo, tenía la idea de reunir a muchas personas con ideologías similares, por si se les está ocurriendo, NO, no tenia nada de filosófico o cultural. Éste aún guarda la esperanza de que quizás mañana le publique, que no la pierda porque en cualquier momento lo hago. El tercero, ese también me gusta, me gusta el concepto, la idea que lleva, la buena vibra pero, decidí que no estába capacitada para manejar esa información, no me gustaría alentar falsos mensajes o subir videos que resultan ser mentira, de los anteriores, éste último (el tercero) sí podría ser agregado a mis blogs, pero no en este momento, ¿por qué? debo tomar rítmo con el nuevo. Otra cosa, con este cuarto blog he roto el record de publicaciones,con esta van 28, a ver cuando nos dura el gusto. Me siento un poco extraña con esto, platicándoles acerca de mi, es decir ¿A quién le importa? Algunos de los que leen me conocen (¿si?) y los otros, los otros son perdidos que tal vez llegaron por error y que el hecho de que aún estén aquí es con la finalidad de desaburrirse, no de leer sobre esto, sí, me río de mis comentarios, pero es una verdad. Ahora imagino, sin conocerlos, que los tengo enfrente y me contestan con sonricillas de aceptación y consuelo, bueno, la próxima les invito té, deberé algunas tazas. 
 
Y entonces, ¿qué más hay sobre mi? Eso no nos importa ahora porque yo no sé quién es quien escribe en esta publicación, ¿Y ustedes?





¿Ves todos esos puntitos blancos dentro del matráz? Pues todos y cada uno  de  ellos soy yo, conformando la misma sustancia.*




*La verdad: Formación de ácido acetíl salicílico, reacción en proceso.




                                                        Esa Maldita Yo















lunes, 21 de noviembre de 2011

A quien corresponda.

Con la Noticia:
Yo no estoy peor ahora
pero, justo ahora no me siento mejor que ayer
sigo un poco perdida y despistada.

Tengo la Confianza en:
¡Ya nada es igual!
tú eres diferente,
espera, sigues distante, sigues igual.

La certeza me dice que no volveré
clavo en el camino lejano
los ojos que lloran no por tí
lloran por ellos y lloran por mi.

Amanezco a solas ¡Y Qué!
te perdono, me atrevo
pues yo también me perdoné
no por entregarlo todo, más bien por no entender.

Ando rota por las vías,
no quiero saber qué haces tú.
Mi sonrisa se asoma
pero, teme, teme aún.

Estás libre, de la guerra yo me alejo
huyes, te vas corriendo, ileso.
Sí, continúo, a veces tropiezo
pero, sé mi camino, alerta, me voy de regreso.

¡Escuchen: Voy de Regreso a mi,
a lo que Soy,
a lo que Era!
No me importa la Tormenta.

                                                                        Esa Maldita Yo
                                                                          

domingo, 20 de noviembre de 2011

La Quiero y Quiero

Sí, es verdad. De verdad la quiero. De verdad quiero hacerle el amor todas las noches, acariciar y frotar sus pezones; lamer, succionar y chupar su monte. Quiero estimularla, humedecerla. Quiero devorarla, comerla. Quiero tocarla sin cansancio, desnudar su alma y desnudarla a usted, lentamente, para mostrarle el mundo y que me lo enseñe, tan grande como es. Hacerme experta en su placer. Sí, la quiero y porque la quiero, quiero ser su amante. La reina de su cama, de sus labios, de su vagina. Penetrarla siempre que me lo pida, con los dedos, con la lengua. Gobernar su clítoris. Deseo que estalle y que de entre sus piernas escurra, irradie. Estará erecta con mirarme, se lo aseguro y también le digo que gritará, gemirá; su cara se volverá extraña preguntando de dónde vienen las contracciones y usted se retuerce, yo disfrutaré también. Me haré su ama, la dueña de su periné, de su punto G y al terminar usted tumbada, caeré suavemente encima para besarla de la punta de sus ideas hasta llegar a los pies.

Pídemelo Amor, vamos a trabajar con tu clítoris, con tus orgasmos. Ayúdame, dime cómo que de lo demás yo me encargo.

Te advierto, no soy una experta pero... ¿Así te gusta?



                                   Esa Maldita Yo

martes, 15 de noviembre de 2011

Vendetta

          Miré al rededor, todo continuaba en la misma penumbra. No escuchaba nada; llegué al infierno y estaba bajo la tierra en solitario, empapado en sudor, sediento. No podía hablar muy bien, tenía imposibilitada la boca y las extremidades. Poco a poco recuperé el sentido — ¡Estoy Vivo! Me acostumbré a la oscuridad y noté algunos relieves negros; figuras amorfas estaban frente a mí, secreteando, hablando de mí. Las punzadas intermitentes en la cabeza se encajaban, avanzaban por los nervios de cada parte de mi cuerpo, sentía dolor al máximo, estaba golpeado. Llegó hasta mi nariz el bizarro olor metálico de sangre, fue tan fuerte que me sentí mareado e imagine las manchas rojo-oscuro secas con la piel molida. Intenté zafarme hasta que concluí que estaba sentado en una silla muy incómoda, atado de tal forma que tenía acalambrados pies y manos que se ubicaban detrás de mí, en la espalda.
         — ¿Qué me pasó?, ¿En dónde estoy? Es imposible desatarme, no podré conseguirlo— dije para mí; la desesperación embargaba mi ser, me balancee para intentar moverme pero en el acto caí al piso hacia el lado derecho, aplastándome el brazo, grité y lloré hasta que me quedé dormido.

          Abrí los ojos, pensando antes que todo había sido una pesadilla pero, la decepción fue grande cuando supe, si es que la vista no me fallaba, que me encontraba situado en el mismo lugar. Ya no estaba en el piso, alguien levanto mi silla. — ¿Hay alguien ahí? Auxilio por favor, te daré dinero, tengo casas— vociferé con fuerza  y dificultad pues tenía algo que me prensaba la boca, parecía un pañuelo o algo de tela, no obtuve respuestas. No podía recordar lo que había pasado, no tenía idea alguna del por qué me encontraba yo en tan menesterosa situación. —Dios, ayúdame por favor, soy tú hijo perdona mis ofensas.

          Pasaron algunos minutos, tal vez fueron horas. Se me cuarteaban los labios y la garganta seca. Escuché algo, un leve sonido, el corazón se me aceleró, alguien estaba cerca. El ruido aumentó y de pronto una luz en forma rectangular y en medio la silueta de una persona, debía ser un hombre por la corpulencia. Avanzó un poco a un barandal de una escaleras, dejó la puerta abierta con esa luz cegadora y bajó.

          Se posó frente a mí, no pude distinguir su cara pero se acercó lo suficiente para que pudiera notar algunos detalles, llevaba una barba larga y un sombrero, algo llevaba en la mano.
          — ¿Quién eres tú? ¿Por qué me tienes así?— reclamé indignado. El sujeto no hizo más que darme una cachetada y quitarme la mordaza de la boca. — ¡Por favor, libérame!, te juro que conseguiré dinero, todo el que necesites.
        — ¡Así que tú piensas que esto se trata de dinero! estás muy equivocado. Esto se trata de venganza y la venganza no tiene precio.
        —Yo no te conozco, no te he hecho nada. ¡Me confundes! suéltame por favor.
       —Eres una basura, morirás porque así debe ser y tu carne se agusanará y tú alma estará eternamente ardiendo en el infierno; yo te mataré y también iré ahí para seguir destruyéndote, aún después de la muerte.
       —Por favor, suélteme— supliqué llorando, tenía miedo, mojé los pantalones.
       —No implores, morirás.
       —¿Por qué? ¿Por qué me odias y quieres matarme?
       —Ahora tienes 38 años y eres una basura, ya lo eres desde siempre. ¿Recuerdas tú vida a los 16? Soy el padre de Rosy, la niña que murió por tu culpa a los 10 años. La niña a la que con engaños llevaste lejos, invitándola a jugar y violaste, destruiste su vida y la mía. Huiste después, tus padres adinerados no podían permitir dañar la reputación familiar.

        Quedé callado, recordé el incidente, el mismo que no me deja dormir por las noches, el mismo que me hace llorar y odiarme, el mismo que me recuerda que yo no merezco vivir.

          —Yo sé que te arrepientes, pero ya no tiene solución. Te he visto en la iglesia, imploras por tú perdón. Ella se suicido, una niña no hace eso, una niña piensa en juegos. La amarraste, jugaban a los ladrones, después levantaste su vestido, ella te preguntó qué hacías, la engañaste de nuevo, le dijiste que jugarían al doctor y la tocaste ella se quejó, no quería, estaba asustada. La obligaste a callarse y como no cedía metiste uno de tus asquerosos calcetines a su boca, tomaste sus delicadas piernas, la abriste para penetrarla un sin fin de veces, lastimándola, robándole todo en la vida.
         — Señor, perdóneme, lo juro que yo jamás me he perdonado por eso, en ese mismo instante yo ya me sentía miserable. Llegué a mi casa, tomé una de las pistolas de mi padre y la puse en mi boca, quise jalar el gatillo, pero ellos llegaron y me detuvieron, les conté todo y nos fuimos— las lagrimas me escurrían, desgarré la garganta en un chillido.

         El hombre levantó el brazo y coloco dentro de mi boca una barra fría, era una pistola y agregó —Hoy te cumpliré el deseo, te volaré los sesos.
Tomé un último respiro, pedí perdón otra vez, a él y a Dios. Mi vida estaba por terminar y entonces...


        ¡BAAANNGG!


        Morí. Mi cerebro quedó derramado por la pared y el piso. Es lo que merezco, es lo justo.














.


                                             Esa Maldita Yo

lunes, 14 de noviembre de 2011

Dave y Yo

Trepábamos por las ramas del árbol acomodado en la cima del peñasco. Éramos unos niños. Mirábamos siempre el río viajando hacia el este sin desorientarse y nos invadían las ansias por escapar con él.
Los intentos de huida se frustraban cuando nos perdíamos en el bosque, en busca de la ciudad formábamos brechas al rededor de los espacios conocidos para terminar siempre en el mismo lugar después de andar en círculos así que, localizábamos alguna sombra y nos sentábamos a devorar emparedados, el viento siempre fresco terminaba llamando al sueño y al despertar nos mirábamos fijamente para soltar casi instintivamente la carcajada que burlaba nuestro estado somnoliento.
Los veranos de pesca, las navidades con juguetes de madera que sabíamos, los fabricaba tu padre, la torta de frutas que mamá horneaba los domingos, tu gorra vieja y descolorida, la risa que me provocaba verte correr tras las ardillas, jugar con Rudy el perro del señor Javier y buscar los tesoros ocultos en la cueva, mi gran felicidad también la tuya.
Te he querido siempre, alguna vez dijiste que nos casaríamos y viviríamos juntos en una casa maravillosa, tan niños y yo no lo creía, pensaba que estabas loco.
Mi infancia feliz y efímera terminó, la vida me hizo madurar repentinamente arrancándome un trozo de mi, llevándote a ti. Han pasado 10 años, todavía vengo al río a llorarte, justo ahí te ahogaste intentando rescatar uno de mis zapatos. Ahora ando siempre descalza para no recordar la pena. Te amo, te amé y tallo en este árbol nuestros nombres, hace mucho que tu lo hiciste con la navaja pero, remarco, no debe borrarse nunca nuestro pacto.

Dave & Lucia
1956

domingo, 13 de noviembre de 2011

De Repente

Sí, de repente... no puedo hacer nada más que cargarte en la mente, pues que cada pensamiento que le sigue al anterior llevan siempre la misma información, cada hoja que visualizo sin querer, por título lleva tú nombre firmada con el recuerdo de algunos besos.
Además de la lentitud del día y tú sonrisa como pretexto para idiotizarme no percibo colores en el aire, creo que se han ido contigo, como los vendedores ambulantes.
No estoy delirando. Mentira, deliro todas las noches. Busco el silencio para no interrumpir la melodía que resuena imaginaria en los oídos, desde Nantes, desde Beirut, la escucho atenta.
Durante la tregua pasajera con los sentimientos y con el  corazón, te filtraste impredecible <lo presentía>,  yo no pude ver como avanzabas dentro de mí, pero lo supe, lo sentí. Ahora me doy cuenta, desde cuando me atrapaste y reconozco sin equivocarme el momento inconfundible. Yo no sé qué sientes, pero lo sé, sientes igual que yo.
Radiación, mutaste algo de mí, evoluciono por simple gusto, por ser mejor para mí y compartir eso algún día contigo y si no, con quien me toque vivir el instante.
Apaciguar los pensamientos es sólo un estúpido intento porque el cielo azul, la gente zombie y hasta las hormigas insisten en recordarme que te recuerde. Y te recuerdo, siempre, a cada instante.

viernes, 11 de noviembre de 2011

La bombilla

Febrero 2001, 2:25am

Adriana comenzaba a sentirse cansada, llevaba algunas horas escribiendo y faltaba poco para terminar su noticia. Debía enviar su trabajo al correo del diario antes de las 4am así que decidió tomarse un descanso, aun le quedaba tiempo suficiente para pulir los detalles. Se levantó del escritorio y se estiró, tomo la taza vacía y caminó atravesando el cuarto iluminado por una tenue claridad que apenas alumbraba el tono café claro de las paredes, prendió la luz de la cocina y se apresuró a encender la cafetera, se recargó en la barra para esperar, movió los dedos de la mano y se quitó los lentes. 

El silencio sonaba poderosamente y lo único que podía alterarlo era el ruido que producía el chorreo de café sobre la base de vidrio y su propia respiración. En un instante la atmósfera la embriago y cerró los ojos por un momento.

Tii-Tii-Tii el café estaba listo, bostezó y se estiró de nuevo para proceder a servirse. Un ruido interrumpió su actividad y en un instante el lugar quedó a oscuras, movió el interruptor pero la bombilla no encendía, pensó que tal vez se había fundido. Como pudo se sirvió café y regresó a sentarse frente a la computadora. Dio un sorbo y se sintió irritada por el foco, debía comprar uno nuevo para cambiarlo. Retomó su trabajo y tecleo. No era una noche de trabajo diferente a las demás, todo parecía tan familiar, hasta que… 

El reproductor de música comenzó a sonar y la pantalla del ordenador quedó negra, Adriana pegó un pequeño brinco y por error derramó el café, abrió los ojos al máximo hasta mostrar en su totalidad el blanco que rodea el iris, instintivamente el corazón se le aceleró y se sobresaltó, poco a poco normalizó los sentidos, se levantó de la silla y miro a su alrededor.

 – Maldición, la computadora está fallando – se dijo para tranquilizarse y afirmar que sólo era cosa de problemas técnicos. Suspiró y giro la cabeza a todos lados. Movió el mouse y el silencio regresó junto con la hoja del procesador de textos, - Que extraño.

Volvió a la cocina en busca de un trapo o toallas de papel para secar, era una suerte que la taza no se hubiera caído de lo contrario se abría roto. Intentó encender la luz y recordó que minutos antes se había fundido. –Rayos, esto es un desastre- dijo casi gritando. 

Tanteo algo que sirviera y mientras lo hacía una puerta se cerró de golpe, era la puerta del mismo cuarto en el que el café yacía empapándolo todo. - ¿Qué mierda sucede?- gritó sorprendida y camino lentamente olvidando por completo lo que buscaba. Forzó la puerta pero estaba atorada, movió la perilla, jaló y empujó pero no conseguía abrirla, la preocupación invadió sus pensamientos, sentía que la noche se ponía en su contra. Recargada de espaldas a la puerta pensaba en alguna forma de abrir pero no conseguía armar una estrategia. Un vientecillo le recorrió el cuerpo, sentía frío y provenía del pasillo que se hallaba a su izquierda, 
- Tal vez dejé una ventana abierta y el aire al entrar azotó la puerta. A pasos lentos caminó hacia las demás alcobas que se encontraban distribuidas en el pasillo, una contigua y frente a esta el baño, al final del pasillo y quedando justo adelante de ella otra más grande y en la que tenía su pequeña biblioteca. Se aseguró que todas las ventanas se encontraran bien atrancadas, faltaba inspeccionar el último cuarto, dudó en abrir la puerta pues a pesar de que ahí pasaba muchas horas al día leyendo, esta vez tenía un presentimiento extraño. Juntó la mejilla e hizo el esfuerzo por escuchar algo a través de la madera, la puerta chilló un poco e intentó agudizar el oído. Todo se encontraba en perfecta normalidad, regresó la mirada hacia el inicio del pasillo y volvió sobre sus pasos. Entonces quedó paralizada, completamente petrificada cuando escuchó entre susurros su nombre, -Adriaanaa.

El cuerpo le temblaba intentó hablar pero las palabras no le salían de la garganta, clavó los ojos en el piso, no se atrevía a mirar al frente. Permaneció unos segundos así hasta que logró conseguir valor y levantó la mirada para encontrarse con una figura alta y oscura, lo único que sobresalía eran unos ojos rojos y brillantes que se le acercaban. Quiso correr pero no pudo, el ente seguía avanzando hacia ella, sin dudar, sin detenerse. Era como si flotara, como si estuviese volando para atraparla y al encontrarse a unos centímetros frente a ella estiró lo que parecía su brazo y trató de tocarla, pero antes de rozarla, sonó un Tii-Tii-Tii. Era la alarma de la cafetera que anunciaba que el líquido estaba listo.

Adriana abrió los ojos, aun se encontraba en la cocina, recargada sobre la barra, esperando el café. Se sintió aliviada, todo había sido un sueño, pesadillas. Examinó su alrededor, la puerta del cuarto estaba abierta y tenía la taza junto a ella. Suspiro y una pequeña y discreta sonrisa le salió de entre los labios para terminar con una carcajada un poco alterada. Se sirvió el café, apunto estaba de dar el primer sorbo cuando escuchó que algo tronó y quedó a oscuras, la bombilla había estallado.





                                                                                        Esa Maldita Yo

11:11:11

Tal vez no significa nada y yo soy una loca, pero... creo que me acostumbré tanto a sentirme así que incluso me gusta y me acomoda (CREO).


Entré al espacio del silencio cuando ya todo estába oscuro, avancé unos cuantos pensamientos y dije algo que necesitaba decir antes de introducirme.
Después, cuando volvió la luz, despierta en la conciencia de la realidad de la que dudo pero que es la que conozco, relajé todo mi entorno y compartí el amor con el universo y las energías angustiadas y felices, porque ya comenzó la fiesta.
11:11 en conjunto, me uní y todos ellos lo saben porque también sintieron lo mismo que yo, es cuando todo es, todos somos simplemente algo en unidad, un universo infinito. El final y el comienzo dejan de existir y cerramos el ciclo pasado para comenzar con el nuevo despertar de la conciencia, de mi alma. Alineando, Reflexionando, Sintiendo, Amando, y modificando los aspectos que me bloquean para lograr sin problemas los objetivos que hoy tendré que vivir, con este cuerpo. Elevando la frecuencia y sintiendo el cambio.

Adelante... 


                                                                                               Esa Maldita Yo


domingo, 6 de noviembre de 2011

Juana

Un día como hoy pero de 1479 nació Juana I de Castilla. La historia de esta mujer es sorprendente así que me basé en algunas biografías para escribir estas cartas. NOTA: Es ficción, todo lo que a continuación se relata no es más que invento mío. La reina Juana no redactó estas cartas sin embargo, las fechas y algunos puntos son reales.


1509
Felipe, ¿Cuántas veces más debo humillarme para satisfacer tu ego? el único propósito siempre ha sido que entiendas, sólo un poco del amor que yo siento por ti.
Me dicen La Loca porque caigo en agonías por los celos desbordantes, pero dejaría de llamarme Juana si este sentimiento fuera arrancado de mí. Por las mañanas te observo unos instantes, cuando el sol refleja con su brillo lo Hermoso que eres, siento que la vida se reduce a ese instante, en el que yo no puedo pedir nada más pero desearía saber el por qué de tu rechazo, del tu -Ya no te quiero.
Conoces bien las incomodidades que pasé en el norte, cuando ellos creían que todo iría mejor con una alianza en Francia, cuando dejé la tranquilidad de Castilla para unirme contigo a los festejos en Borgoña. No te conocía y sin embargo una mirada bastó para reconocerte, el amor de mi vida y tú también te enamoraste locamente, lo sentí, ¿qué pasó contigo?
Todos creen que mi estado patológico es grave, mi padre decidió recluirme en Tordesilla, creo que es lo mejor, necesito olvidarte, necesito alejarme de ti.


1525
Felipe, llevo encerrada mucho tiempo, fui forzada a privar mi libertad y en algún tiempo creí que esto sería bueno. El palacio dejó de parecerme bello, estoy en una cárcel, en mi cárcel. Sólo visto de negro, he llevado el luto por la muerte de aquél amor que alguna vez sentiste por mí y que aun me pesa. Llevo el luto por tu propia muerte, te fuiste hace 19 años y aun te extraño. Aquí he sufrido el infierno, los maltratos físicos y psicológicos no me dañan tanto como darme cuenta que Catalina, nuestra pequeña hija, está viviendo injustamente el mismo infierno que yo, inclemencia no justificada, ella no está loca pero creo que el hecho de cuidarme le afectó, no se ha casado y es infeliz, lo sé, lo noto en su mirada triste y apagada. Aquí todos valen más que nosotras dos. 
He solicitado que me liberen, pero el Estado me cree con incapacidad mental, nadie me escucha, grito y grito. No puedo quejarme pues mis lamentos no funcionan y yo estoy cuerda, ahora sólo inventan mi enfermedad pero no existe. Te escribo esta última carta pues te alejarás de mí, ya no podré visitar tú tumba, te llevarán a Granada. Espero verte en los cielos, la peste fue declara y yo quiero morir. 




12 de Abril de 1555
 Me llamo Juana, tengo 75 años y llevo encerrada 46. Dicen que tengo una enfermedad física y mental, es verdad, no puedo caminar pero, yo no estoy Loca. Creyeron que me alejé de Dios y que los demonios me han poseído pero el jesuita afirmo que no es verdad, que no estoy endemoniada. Me preguntó si me trataban adecuadamente y yo no hice más que negarlo sin hablar, moviendo la cabeza. Hoy vino de nuevo, el si me cree, sabe que no perdí la razón pero, ya es muy tarde, hoy es el día de mi fallecimiento.





Dijo san Francisco de Borja— «muy diferente sentido en las cosas de Dios del que hasta allí se había conocido en su Alteza»

                                         

                                                                                                   Esa Maldita Yo

sábado, 5 de noviembre de 2011

Me alcanzó Noviembre

Ya está presente, lo veo en los calendarios, lo marca constante mi celular, la computadora y creo que es verdad.

No ha cambiado mucho la vida desde el noviembre anterior, aún conservo mis dos piernas, mis dos brazos, la nariz, la boca y el pequeñísimo cerebro que siempre me acompaña incluso cuando está muerto. La expansión de mi mente continúa, ya no puedo entenderlo todo porque la velocidad secuencial incrementó bastante sin embargo, a mi prontitud le sigo el paso, ya llegaré (espero). Leí algunas letras, no sé cuantas pero estoy segura que han sido más de 1 millón (creo) y acaricie algunos libros con los ojos. Escribí historias, las inventé. Escuché tanto: música, relatos, el viento, el silencio y algunos te quiero. Grité tanto como pude, como fue necesario. Me enojé y quise matar, despellejar y desmembrar personas, ideas y sentimientos. No lloré, lo único parecido a eso fueron dos y sólo dos lágrimas que salieron en diferentes momentos, seguro por algún bostezo. Conocí a personas interesantes y aprendí que detesto al 99% de la gente que conozco. Me enamoré de la vida y de algunas criaturas. También pude enredarme en la misma soga que yo colgué en el techo y que era y es siempre para suicidarme. Moriré joven, ahora falta menos para eso, mañana me acerco. Soy abuela y prima. Bebí algunos litros de Vino, disfruté del ambiente etílico de mi sangre y tomé unas cuantas bocanadas de puro. Encontré mi reserva de plantita y la presumí. Escapó una tortuga y llego otra que no es sólo mía. Viaje por el asfalto, recorrí demasiados centímetros caminando, rodando y flotando, me falta nadar. Descubrí cosas desconocidas y me alejé un poco de las artes místicas, las meditaciones continúan pero últimamente no calman los remolinos. Todavía consumo lechugas, hierbas y tomate, tres años. Dejé de sentir y sentí de nuevo. Sonreí y me sumergí en carcajadas solitarias, algunas compartidas. Abrí el cuarto intento de blog y heme aquí, escribiendo. 

No importa nada de lo anterior, no importa lo que me faltó agregar, no importa porque de todas formas...




                                                                                                                                      

                                                                                                  Esa Maldita Yo

viernes, 4 de noviembre de 2011

Refugiada en el Silencio


Con la boca seca intenté tragar saliva, me deshidrataron. Tumbada sobre la cama mantenía los ojos cerrados y todavía boca abajo, después de largos minutos, estiré los brazos al frente, recargue el peso de mis manos en el colchón y raspé las palmas con la textura, eran las sábanas; al descontinuar el estímulo quedaron quietas y a través de almohadas, aun fuera de mi cuerpo sentí con los dedos el toc-toc-toc de mi corazón, los latidos podían atravesarme y retumbaban fuertemente por todos lados, tanto que, podía escucharlos como martillazos y las vibraciones que sentía con potencia en el pecho dolían, duelen.

Antes

Nada

jueves, 3 de noviembre de 2011

Cyan

Algunos preguntarán... ¿qué es en realidad lo que piensas? y yo nunca sabré que contestar.

El color de la vida cambia, pasa del gris al amarillo, de rojo a blanco y en algunos lapsos, en pequeños instantes se combinan. Y es así, en un fragmento de mi vida acompañada de un presente que no es el de hoy y que tampoco es el de mañana, en un presente pasado y cercano porque tal vez soñé despierta, en un segundo impulsivo, en un impulso incontrolable y necesario, en una necesidad precisa, en una precisión inesperada y en una esperada situación que no podría yo explicar, quise mezclar dos colores que quizá no combinan. Verde y Azul, no sé lo que resulta, ¿verde agua?, ¿Azul verdoso?, ¿Verde azulado? y no me importa saber porque de todas formas a mí me gusta como se ve, quizás a ti también.

En una espiral que cae sobre mi cabeza y que viene desde alguna lejana dimensión del universo, me llegan toda clase de ideas coloridas, extrañas. En el pensamiento que me lleva como el mar, en el vaivén de las olas, me arrastran de pixel en pixel,  de línea en línea y lo que predomina, lo que está abarcando gran parte de mi mente es el sustractivo, el cían que varía  <con el estado de ánimo>, la longitud de onda para llegar al turquesa, al agua marina y todos los demás derivados.

No me canso de mirar.




jueves, 27 de octubre de 2011

Cascada, Mañana y un Retrato.

          Pintura boceto de una loca idea. Hecho por mí.

¿Qué pasa? ahora simplemente caíste en las terribles contradicciones, mira al fondo del río y lo que hay es un simple reflejo imaginario, tan irreal como tú y como yo. Es verdad, ahora no sabes si estás dejándote arrastrar por la corriente, si estás fluyendo o si estás  nadando en contra, de todas formas la cascada que espera al final es tan incierta como lo que te espera mañana, en siete horas, en quince minutos, en nueve segundos.

Te ocultarás, no te interesa que te conozcan y sin embargo yo sé que deseas que alguna persona descifre las claves que tampoco existen pero que tú siempre dejas. Con todo eso, con trazos firmes y detallados, no dudaré ni un momento y pintaré mi reflejo, un autorretrato.