lunes, 28 de noviembre de 2011

Tus labios fríos

Desperté un día con la voz de tu madre al teléfono, me pidió que fuera a tu funeral porque te has suicidado.

- Se suicidó - fueron sus últimas palabras antes de caer en llanto.

- Ahí estaré.

Ésto me provocó un inmenso vacío.
Llegué al velorio, todo me parecía más oscuro. Abracé a tu madre pero no dije nada, no podía.

Avancé hacia el féretro, te miré un rato esperando un por qué pero, no dijiste nada.

Me acerqué a tu rostro, suspiré sobre tu cara y te dí un últmo beso en los labios, el último.

La frialdad y el vacío me durarán toda la vida.

Salí del lugar sin que nadie lo notara y caminé, caminé hasta perderme.

Ya lo sabía, algunas veces lo mencionaste.

viernes, 25 de noviembre de 2011

El Vampiro que en su intento se hizo Murciélago

Nombre: Vampiro
Ubicación: No Revelada
Foto tomada por mi.
Edad: 343 años
Origen: Desconocido 











Una noche como cualquier otra, andaba por ahí, perdiendo el tiempo, de repente pude ver algo pequeño y oscuro que caía del cielo, cayó de golpe al suelo y corrí para saber de qué se trataba. Gran sorpresa me llevé al descubrir que se trataba de un pequeño y simpático murciélago, no pude evitarlo, le tomé fotos.

—Hey, no más fotos por favor, eso de la farándula nunca ha sido lo mío — dijo aquél.

—Discúlpeme si lo he molestado — conteste algo avergonzada.

—No te preocupes, sólo ¿En dónde estoy? He pasado algunos días volando intentando la transformación y sólo conseguí perderme.

—Yo también estoy perdida, seguía una luz en el cielo que ya desapareció.

—Bueno, es evidente que nos encontramos en la misma situación.

— ¿De qué transformación habla?

—Verás, soy un Vampiro, tuve un encuentro con una bruja que me ha hecho un conjuro y ahora no puedo convertirme.

— ¡Un Vampiro! ¿Cómo Drácula?

—No chiquilla, Drácula es un presumido, sólo está interesado en la fama. Yo soy uno anónimo, uno que busca aventuras y conocimiento.

— ¿Cómo un expedicionista?

—Sí, bueno, algo así.

El vampiro parecía muy cansado, apenas y podía mover sus alas, hizo tres intentos más para volar y volvió a caer quedando, casi, en la misma posición.

— ¿Puedo ayudarlo? — le pregunté apresurada.

—Abre tus manos, subiré a ellas y me arrojarás, de esa forma intentaré emprender vuelo.

Y así lo hice, tenía una piel muy suave. El pequeño aleteo con fuerza para conseguir al fin elevarse, echó una risotada y se posó en las ramas de un árbol.

Agregó —Desde aquí será más fácil.

— ¿A dónde desea ir? — pregunté

A buscar a la bruja, le picare los dedos de los pies para beber de su sangre y romper esta maldición.

¿No tiene miedo?

No, puede herirme, hacerme su prisionero, intentar con otro hechizo, pero no puede matarme, dicen que ha conseguido la forma de eliminar vampiros pero, si eso es real necesitaría al menos un mes para lograrlo y para entonces yo habré ya escapado.

Me gustaría acompañarlo, tampoco he visto una bruja antes, pero no puedo volar.

De poder convertirme mordería tú cuello y podrías ir conmigo, pero de serlo seguramente no estaría aquí hablando contigo.

Espero verlo otra vez, hasta pronto y buen viaje.

He guardado tú aroma, alguna noche te visitaré cuando mi tormento termine y entonces podré enseñarte todo lo que yo sé. Adiós y Gracias por tú ayuda. Por cierto ¿Cuál es tú nombre?

Alejandra.

Hasta pronto Alejandra, nos veremos en algún tiempo.

Adiós.

        Yo aún espero para volver a verle, ojalá que todavía me recuerde por que yo, yo no olvido su tierna cara de muerciélago.




martes, 22 de noviembre de 2011

El Cuarto Intento y nos Vamos

En este momento no hay historias, no hay poemas, no hay inventos ni canciones. 

Pues es real, hoy no hay publicaciones serias (¿bromeas? No tienes ninguna publicación así). Podría hablar de mi pero creanme, es bastante aburrido, además, pueden husmear en el perfil, encontraran todo sobre mi.
 
Llevo pocas publicaciones y con pocas me refiero a que ayer navegando por blogs extraños me encontré algunos con más de 300 publicaciones, incluso uno tenía 40 y algo sobre la pestaña de un mes que no recuerdo, como sea, retomando el punto de <<tengo pocas publicaciones>> debo decir, a los fieles seguidores (amigos), que este no es mi primer blog, más bien el cuarto. Tal vez ustedes se preguntarán ¿Y por qué no montas los links a tu perfil? pues verán, no es necesario. El primero, ahora que lo recuerdo, eran solo niñerias, olvidé el completo contenido, pero lo asumo por las fragmentadas imágenes que me llegan. El segundo, bueno ese no era tan malo, tenía la idea de reunir a muchas personas con ideologías similares, por si se les está ocurriendo, NO, no tenia nada de filosófico o cultural. Éste aún guarda la esperanza de que quizás mañana le publique, que no la pierda porque en cualquier momento lo hago. El tercero, ese también me gusta, me gusta el concepto, la idea que lleva, la buena vibra pero, decidí que no estába capacitada para manejar esa información, no me gustaría alentar falsos mensajes o subir videos que resultan ser mentira, de los anteriores, éste último (el tercero) sí podría ser agregado a mis blogs, pero no en este momento, ¿por qué? debo tomar rítmo con el nuevo. Otra cosa, con este cuarto blog he roto el record de publicaciones,con esta van 28, a ver cuando nos dura el gusto. Me siento un poco extraña con esto, platicándoles acerca de mi, es decir ¿A quién le importa? Algunos de los que leen me conocen (¿si?) y los otros, los otros son perdidos que tal vez llegaron por error y que el hecho de que aún estén aquí es con la finalidad de desaburrirse, no de leer sobre esto, sí, me río de mis comentarios, pero es una verdad. Ahora imagino, sin conocerlos, que los tengo enfrente y me contestan con sonricillas de aceptación y consuelo, bueno, la próxima les invito té, deberé algunas tazas. 
 
Y entonces, ¿qué más hay sobre mi? Eso no nos importa ahora porque yo no sé quién es quien escribe en esta publicación, ¿Y ustedes?





¿Ves todos esos puntitos blancos dentro del matráz? Pues todos y cada uno  de  ellos soy yo, conformando la misma sustancia.*




*La verdad: Formación de ácido acetíl salicílico, reacción en proceso.




                                                        Esa Maldita Yo















lunes, 21 de noviembre de 2011

A quien corresponda.

Con la Noticia:
Yo no estoy peor ahora
pero, justo ahora no me siento mejor que ayer
sigo un poco perdida y despistada.

Tengo la Confianza en:
¡Ya nada es igual!
tú eres diferente,
espera, sigues distante, sigues igual.

La certeza me dice que no volveré
clavo en el camino lejano
los ojos que lloran no por tí
lloran por ellos y lloran por mi.

Amanezco a solas ¡Y Qué!
te perdono, me atrevo
pues yo también me perdoné
no por entregarlo todo, más bien por no entender.

Ando rota por las vías,
no quiero saber qué haces tú.
Mi sonrisa se asoma
pero, teme, teme aún.

Estás libre, de la guerra yo me alejo
huyes, te vas corriendo, ileso.
Sí, continúo, a veces tropiezo
pero, sé mi camino, alerta, me voy de regreso.

¡Escuchen: Voy de Regreso a mi,
a lo que Soy,
a lo que Era!
No me importa la Tormenta.

                                                                        Esa Maldita Yo
                                                                          

domingo, 20 de noviembre de 2011

La Quiero y Quiero

Sí, es verdad. De verdad la quiero. De verdad quiero hacerle el amor todas las noches, acariciar y frotar sus pezones; lamer, succionar y chupar su monte. Quiero estimularla, humedecerla. Quiero devorarla, comerla. Quiero tocarla sin cansancio, desnudar su alma y desnudarla a usted, lentamente, para mostrarle el mundo y que me lo enseñe, tan grande como es. Hacerme experta en su placer. Sí, la quiero y porque la quiero, quiero ser su amante. La reina de su cama, de sus labios, de su vagina. Penetrarla siempre que me lo pida, con los dedos, con la lengua. Gobernar su clítoris. Deseo que estalle y que de entre sus piernas escurra, irradie. Estará erecta con mirarme, se lo aseguro y también le digo que gritará, gemirá; su cara se volverá extraña preguntando de dónde vienen las contracciones y usted se retuerce, yo disfrutaré también. Me haré su ama, la dueña de su periné, de su punto G y al terminar usted tumbada, caeré suavemente encima para besarla de la punta de sus ideas hasta llegar a los pies.

Pídemelo Amor, vamos a trabajar con tu clítoris, con tus orgasmos. Ayúdame, dime cómo que de lo demás yo me encargo.

Te advierto, no soy una experta pero... ¿Así te gusta?



                                   Esa Maldita Yo

martes, 15 de noviembre de 2011

Vendetta

          Miré al rededor, todo continuaba en la misma penumbra. No escuchaba nada; llegué al infierno y estaba bajo la tierra en solitario, empapado en sudor, sediento. No podía hablar muy bien, tenía imposibilitada la boca y las extremidades. Poco a poco recuperé el sentido — ¡Estoy Vivo! Me acostumbré a la oscuridad y noté algunos relieves negros; figuras amorfas estaban frente a mí, secreteando, hablando de mí. Las punzadas intermitentes en la cabeza se encajaban, avanzaban por los nervios de cada parte de mi cuerpo, sentía dolor al máximo, estaba golpeado. Llegó hasta mi nariz el bizarro olor metálico de sangre, fue tan fuerte que me sentí mareado e imagine las manchas rojo-oscuro secas con la piel molida. Intenté zafarme hasta que concluí que estaba sentado en una silla muy incómoda, atado de tal forma que tenía acalambrados pies y manos que se ubicaban detrás de mí, en la espalda.
         — ¿Qué me pasó?, ¿En dónde estoy? Es imposible desatarme, no podré conseguirlo— dije para mí; la desesperación embargaba mi ser, me balancee para intentar moverme pero en el acto caí al piso hacia el lado derecho, aplastándome el brazo, grité y lloré hasta que me quedé dormido.

          Abrí los ojos, pensando antes que todo había sido una pesadilla pero, la decepción fue grande cuando supe, si es que la vista no me fallaba, que me encontraba situado en el mismo lugar. Ya no estaba en el piso, alguien levanto mi silla. — ¿Hay alguien ahí? Auxilio por favor, te daré dinero, tengo casas— vociferé con fuerza  y dificultad pues tenía algo que me prensaba la boca, parecía un pañuelo o algo de tela, no obtuve respuestas. No podía recordar lo que había pasado, no tenía idea alguna del por qué me encontraba yo en tan menesterosa situación. —Dios, ayúdame por favor, soy tú hijo perdona mis ofensas.

          Pasaron algunos minutos, tal vez fueron horas. Se me cuarteaban los labios y la garganta seca. Escuché algo, un leve sonido, el corazón se me aceleró, alguien estaba cerca. El ruido aumentó y de pronto una luz en forma rectangular y en medio la silueta de una persona, debía ser un hombre por la corpulencia. Avanzó un poco a un barandal de una escaleras, dejó la puerta abierta con esa luz cegadora y bajó.

          Se posó frente a mí, no pude distinguir su cara pero se acercó lo suficiente para que pudiera notar algunos detalles, llevaba una barba larga y un sombrero, algo llevaba en la mano.
          — ¿Quién eres tú? ¿Por qué me tienes así?— reclamé indignado. El sujeto no hizo más que darme una cachetada y quitarme la mordaza de la boca. — ¡Por favor, libérame!, te juro que conseguiré dinero, todo el que necesites.
        — ¡Así que tú piensas que esto se trata de dinero! estás muy equivocado. Esto se trata de venganza y la venganza no tiene precio.
        —Yo no te conozco, no te he hecho nada. ¡Me confundes! suéltame por favor.
       —Eres una basura, morirás porque así debe ser y tu carne se agusanará y tú alma estará eternamente ardiendo en el infierno; yo te mataré y también iré ahí para seguir destruyéndote, aún después de la muerte.
       —Por favor, suélteme— supliqué llorando, tenía miedo, mojé los pantalones.
       —No implores, morirás.
       —¿Por qué? ¿Por qué me odias y quieres matarme?
       —Ahora tienes 38 años y eres una basura, ya lo eres desde siempre. ¿Recuerdas tú vida a los 16? Soy el padre de Rosy, la niña que murió por tu culpa a los 10 años. La niña a la que con engaños llevaste lejos, invitándola a jugar y violaste, destruiste su vida y la mía. Huiste después, tus padres adinerados no podían permitir dañar la reputación familiar.

        Quedé callado, recordé el incidente, el mismo que no me deja dormir por las noches, el mismo que me hace llorar y odiarme, el mismo que me recuerda que yo no merezco vivir.

          —Yo sé que te arrepientes, pero ya no tiene solución. Te he visto en la iglesia, imploras por tú perdón. Ella se suicido, una niña no hace eso, una niña piensa en juegos. La amarraste, jugaban a los ladrones, después levantaste su vestido, ella te preguntó qué hacías, la engañaste de nuevo, le dijiste que jugarían al doctor y la tocaste ella se quejó, no quería, estaba asustada. La obligaste a callarse y como no cedía metiste uno de tus asquerosos calcetines a su boca, tomaste sus delicadas piernas, la abriste para penetrarla un sin fin de veces, lastimándola, robándole todo en la vida.
         — Señor, perdóneme, lo juro que yo jamás me he perdonado por eso, en ese mismo instante yo ya me sentía miserable. Llegué a mi casa, tomé una de las pistolas de mi padre y la puse en mi boca, quise jalar el gatillo, pero ellos llegaron y me detuvieron, les conté todo y nos fuimos— las lagrimas me escurrían, desgarré la garganta en un chillido.

         El hombre levantó el brazo y coloco dentro de mi boca una barra fría, era una pistola y agregó —Hoy te cumpliré el deseo, te volaré los sesos.
Tomé un último respiro, pedí perdón otra vez, a él y a Dios. Mi vida estaba por terminar y entonces...


        ¡BAAANNGG!


        Morí. Mi cerebro quedó derramado por la pared y el piso. Es lo que merezco, es lo justo.














.


                                             Esa Maldita Yo

lunes, 14 de noviembre de 2011

Dave y Yo

Trepábamos por las ramas del árbol acomodado en la cima del peñasco. Éramos unos niños. Mirábamos siempre el río viajando hacia el este sin desorientarse y nos invadían las ansias por escapar con él.
Los intentos de huida se frustraban cuando nos perdíamos en el bosque, en busca de la ciudad formábamos brechas al rededor de los espacios conocidos para terminar siempre en el mismo lugar después de andar en círculos así que, localizábamos alguna sombra y nos sentábamos a devorar emparedados, el viento siempre fresco terminaba llamando al sueño y al despertar nos mirábamos fijamente para soltar casi instintivamente la carcajada que burlaba nuestro estado somnoliento.
Los veranos de pesca, las navidades con juguetes de madera que sabíamos, los fabricaba tu padre, la torta de frutas que mamá horneaba los domingos, tu gorra vieja y descolorida, la risa que me provocaba verte correr tras las ardillas, jugar con Rudy el perro del señor Javier y buscar los tesoros ocultos en la cueva, mi gran felicidad también la tuya.
Te he querido siempre, alguna vez dijiste que nos casaríamos y viviríamos juntos en una casa maravillosa, tan niños y yo no lo creía, pensaba que estabas loco.
Mi infancia feliz y efímera terminó, la vida me hizo madurar repentinamente arrancándome un trozo de mi, llevándote a ti. Han pasado 10 años, todavía vengo al río a llorarte, justo ahí te ahogaste intentando rescatar uno de mis zapatos. Ahora ando siempre descalza para no recordar la pena. Te amo, te amé y tallo en este árbol nuestros nombres, hace mucho que tu lo hiciste con la navaja pero, remarco, no debe borrarse nunca nuestro pacto.

Dave & Lucia
1956

domingo, 13 de noviembre de 2011

De Repente

Sí, de repente... no puedo hacer nada más que cargarte en la mente, pues que cada pensamiento que le sigue al anterior llevan siempre la misma información, cada hoja que visualizo sin querer, por título lleva tú nombre firmada con el recuerdo de algunos besos.
Además de la lentitud del día y tú sonrisa como pretexto para idiotizarme no percibo colores en el aire, creo que se han ido contigo, como los vendedores ambulantes.
No estoy delirando. Mentira, deliro todas las noches. Busco el silencio para no interrumpir la melodía que resuena imaginaria en los oídos, desde Nantes, desde Beirut, la escucho atenta.
Durante la tregua pasajera con los sentimientos y con el  corazón, te filtraste impredecible <lo presentía>,  yo no pude ver como avanzabas dentro de mí, pero lo supe, lo sentí. Ahora me doy cuenta, desde cuando me atrapaste y reconozco sin equivocarme el momento inconfundible. Yo no sé qué sientes, pero lo sé, sientes igual que yo.
Radiación, mutaste algo de mí, evoluciono por simple gusto, por ser mejor para mí y compartir eso algún día contigo y si no, con quien me toque vivir el instante.
Apaciguar los pensamientos es sólo un estúpido intento porque el cielo azul, la gente zombie y hasta las hormigas insisten en recordarme que te recuerde. Y te recuerdo, siempre, a cada instante.

viernes, 11 de noviembre de 2011

La bombilla

Febrero 2001, 2:25am

Adriana comenzaba a sentirse cansada, llevaba algunas horas escribiendo y faltaba poco para terminar su noticia. Debía enviar su trabajo al correo del diario antes de las 4am así que decidió tomarse un descanso, aun le quedaba tiempo suficiente para pulir los detalles. Se levantó del escritorio y se estiró, tomo la taza vacía y caminó atravesando el cuarto iluminado por una tenue claridad que apenas alumbraba el tono café claro de las paredes, prendió la luz de la cocina y se apresuró a encender la cafetera, se recargó en la barra para esperar, movió los dedos de la mano y se quitó los lentes. 

El silencio sonaba poderosamente y lo único que podía alterarlo era el ruido que producía el chorreo de café sobre la base de vidrio y su propia respiración. En un instante la atmósfera la embriago y cerró los ojos por un momento.

Tii-Tii-Tii el café estaba listo, bostezó y se estiró de nuevo para proceder a servirse. Un ruido interrumpió su actividad y en un instante el lugar quedó a oscuras, movió el interruptor pero la bombilla no encendía, pensó que tal vez se había fundido. Como pudo se sirvió café y regresó a sentarse frente a la computadora. Dio un sorbo y se sintió irritada por el foco, debía comprar uno nuevo para cambiarlo. Retomó su trabajo y tecleo. No era una noche de trabajo diferente a las demás, todo parecía tan familiar, hasta que… 

El reproductor de música comenzó a sonar y la pantalla del ordenador quedó negra, Adriana pegó un pequeño brinco y por error derramó el café, abrió los ojos al máximo hasta mostrar en su totalidad el blanco que rodea el iris, instintivamente el corazón se le aceleró y se sobresaltó, poco a poco normalizó los sentidos, se levantó de la silla y miro a su alrededor.

 – Maldición, la computadora está fallando – se dijo para tranquilizarse y afirmar que sólo era cosa de problemas técnicos. Suspiró y giro la cabeza a todos lados. Movió el mouse y el silencio regresó junto con la hoja del procesador de textos, - Que extraño.

Volvió a la cocina en busca de un trapo o toallas de papel para secar, era una suerte que la taza no se hubiera caído de lo contrario se abría roto. Intentó encender la luz y recordó que minutos antes se había fundido. –Rayos, esto es un desastre- dijo casi gritando. 

Tanteo algo que sirviera y mientras lo hacía una puerta se cerró de golpe, era la puerta del mismo cuarto en el que el café yacía empapándolo todo. - ¿Qué mierda sucede?- gritó sorprendida y camino lentamente olvidando por completo lo que buscaba. Forzó la puerta pero estaba atorada, movió la perilla, jaló y empujó pero no conseguía abrirla, la preocupación invadió sus pensamientos, sentía que la noche se ponía en su contra. Recargada de espaldas a la puerta pensaba en alguna forma de abrir pero no conseguía armar una estrategia. Un vientecillo le recorrió el cuerpo, sentía frío y provenía del pasillo que se hallaba a su izquierda, 
- Tal vez dejé una ventana abierta y el aire al entrar azotó la puerta. A pasos lentos caminó hacia las demás alcobas que se encontraban distribuidas en el pasillo, una contigua y frente a esta el baño, al final del pasillo y quedando justo adelante de ella otra más grande y en la que tenía su pequeña biblioteca. Se aseguró que todas las ventanas se encontraran bien atrancadas, faltaba inspeccionar el último cuarto, dudó en abrir la puerta pues a pesar de que ahí pasaba muchas horas al día leyendo, esta vez tenía un presentimiento extraño. Juntó la mejilla e hizo el esfuerzo por escuchar algo a través de la madera, la puerta chilló un poco e intentó agudizar el oído. Todo se encontraba en perfecta normalidad, regresó la mirada hacia el inicio del pasillo y volvió sobre sus pasos. Entonces quedó paralizada, completamente petrificada cuando escuchó entre susurros su nombre, -Adriaanaa.

El cuerpo le temblaba intentó hablar pero las palabras no le salían de la garganta, clavó los ojos en el piso, no se atrevía a mirar al frente. Permaneció unos segundos así hasta que logró conseguir valor y levantó la mirada para encontrarse con una figura alta y oscura, lo único que sobresalía eran unos ojos rojos y brillantes que se le acercaban. Quiso correr pero no pudo, el ente seguía avanzando hacia ella, sin dudar, sin detenerse. Era como si flotara, como si estuviese volando para atraparla y al encontrarse a unos centímetros frente a ella estiró lo que parecía su brazo y trató de tocarla, pero antes de rozarla, sonó un Tii-Tii-Tii. Era la alarma de la cafetera que anunciaba que el líquido estaba listo.

Adriana abrió los ojos, aun se encontraba en la cocina, recargada sobre la barra, esperando el café. Se sintió aliviada, todo había sido un sueño, pesadillas. Examinó su alrededor, la puerta del cuarto estaba abierta y tenía la taza junto a ella. Suspiro y una pequeña y discreta sonrisa le salió de entre los labios para terminar con una carcajada un poco alterada. Se sirvió el café, apunto estaba de dar el primer sorbo cuando escuchó que algo tronó y quedó a oscuras, la bombilla había estallado.





                                                                                        Esa Maldita Yo

11:11:11

Tal vez no significa nada y yo soy una loca, pero... creo que me acostumbré tanto a sentirme así que incluso me gusta y me acomoda (CREO).


Entré al espacio del silencio cuando ya todo estába oscuro, avancé unos cuantos pensamientos y dije algo que necesitaba decir antes de introducirme.
Después, cuando volvió la luz, despierta en la conciencia de la realidad de la que dudo pero que es la que conozco, relajé todo mi entorno y compartí el amor con el universo y las energías angustiadas y felices, porque ya comenzó la fiesta.
11:11 en conjunto, me uní y todos ellos lo saben porque también sintieron lo mismo que yo, es cuando todo es, todos somos simplemente algo en unidad, un universo infinito. El final y el comienzo dejan de existir y cerramos el ciclo pasado para comenzar con el nuevo despertar de la conciencia, de mi alma. Alineando, Reflexionando, Sintiendo, Amando, y modificando los aspectos que me bloquean para lograr sin problemas los objetivos que hoy tendré que vivir, con este cuerpo. Elevando la frecuencia y sintiendo el cambio.

Adelante... 


                                                                                               Esa Maldita Yo


domingo, 6 de noviembre de 2011

Juana

Un día como hoy pero de 1479 nació Juana I de Castilla. La historia de esta mujer es sorprendente así que me basé en algunas biografías para escribir estas cartas. NOTA: Es ficción, todo lo que a continuación se relata no es más que invento mío. La reina Juana no redactó estas cartas sin embargo, las fechas y algunos puntos son reales.


1509
Felipe, ¿Cuántas veces más debo humillarme para satisfacer tu ego? el único propósito siempre ha sido que entiendas, sólo un poco del amor que yo siento por ti.
Me dicen La Loca porque caigo en agonías por los celos desbordantes, pero dejaría de llamarme Juana si este sentimiento fuera arrancado de mí. Por las mañanas te observo unos instantes, cuando el sol refleja con su brillo lo Hermoso que eres, siento que la vida se reduce a ese instante, en el que yo no puedo pedir nada más pero desearía saber el por qué de tu rechazo, del tu -Ya no te quiero.
Conoces bien las incomodidades que pasé en el norte, cuando ellos creían que todo iría mejor con una alianza en Francia, cuando dejé la tranquilidad de Castilla para unirme contigo a los festejos en Borgoña. No te conocía y sin embargo una mirada bastó para reconocerte, el amor de mi vida y tú también te enamoraste locamente, lo sentí, ¿qué pasó contigo?
Todos creen que mi estado patológico es grave, mi padre decidió recluirme en Tordesilla, creo que es lo mejor, necesito olvidarte, necesito alejarme de ti.


1525
Felipe, llevo encerrada mucho tiempo, fui forzada a privar mi libertad y en algún tiempo creí que esto sería bueno. El palacio dejó de parecerme bello, estoy en una cárcel, en mi cárcel. Sólo visto de negro, he llevado el luto por la muerte de aquél amor que alguna vez sentiste por mí y que aun me pesa. Llevo el luto por tu propia muerte, te fuiste hace 19 años y aun te extraño. Aquí he sufrido el infierno, los maltratos físicos y psicológicos no me dañan tanto como darme cuenta que Catalina, nuestra pequeña hija, está viviendo injustamente el mismo infierno que yo, inclemencia no justificada, ella no está loca pero creo que el hecho de cuidarme le afectó, no se ha casado y es infeliz, lo sé, lo noto en su mirada triste y apagada. Aquí todos valen más que nosotras dos. 
He solicitado que me liberen, pero el Estado me cree con incapacidad mental, nadie me escucha, grito y grito. No puedo quejarme pues mis lamentos no funcionan y yo estoy cuerda, ahora sólo inventan mi enfermedad pero no existe. Te escribo esta última carta pues te alejarás de mí, ya no podré visitar tú tumba, te llevarán a Granada. Espero verte en los cielos, la peste fue declara y yo quiero morir. 




12 de Abril de 1555
 Me llamo Juana, tengo 75 años y llevo encerrada 46. Dicen que tengo una enfermedad física y mental, es verdad, no puedo caminar pero, yo no estoy Loca. Creyeron que me alejé de Dios y que los demonios me han poseído pero el jesuita afirmo que no es verdad, que no estoy endemoniada. Me preguntó si me trataban adecuadamente y yo no hice más que negarlo sin hablar, moviendo la cabeza. Hoy vino de nuevo, el si me cree, sabe que no perdí la razón pero, ya es muy tarde, hoy es el día de mi fallecimiento.





Dijo san Francisco de Borja— «muy diferente sentido en las cosas de Dios del que hasta allí se había conocido en su Alteza»

                                         

                                                                                                   Esa Maldita Yo

sábado, 5 de noviembre de 2011

Me alcanzó Noviembre

Ya está presente, lo veo en los calendarios, lo marca constante mi celular, la computadora y creo que es verdad.

No ha cambiado mucho la vida desde el noviembre anterior, aún conservo mis dos piernas, mis dos brazos, la nariz, la boca y el pequeñísimo cerebro que siempre me acompaña incluso cuando está muerto. La expansión de mi mente continúa, ya no puedo entenderlo todo porque la velocidad secuencial incrementó bastante sin embargo, a mi prontitud le sigo el paso, ya llegaré (espero). Leí algunas letras, no sé cuantas pero estoy segura que han sido más de 1 millón (creo) y acaricie algunos libros con los ojos. Escribí historias, las inventé. Escuché tanto: música, relatos, el viento, el silencio y algunos te quiero. Grité tanto como pude, como fue necesario. Me enojé y quise matar, despellejar y desmembrar personas, ideas y sentimientos. No lloré, lo único parecido a eso fueron dos y sólo dos lágrimas que salieron en diferentes momentos, seguro por algún bostezo. Conocí a personas interesantes y aprendí que detesto al 99% de la gente que conozco. Me enamoré de la vida y de algunas criaturas. También pude enredarme en la misma soga que yo colgué en el techo y que era y es siempre para suicidarme. Moriré joven, ahora falta menos para eso, mañana me acerco. Soy abuela y prima. Bebí algunos litros de Vino, disfruté del ambiente etílico de mi sangre y tomé unas cuantas bocanadas de puro. Encontré mi reserva de plantita y la presumí. Escapó una tortuga y llego otra que no es sólo mía. Viaje por el asfalto, recorrí demasiados centímetros caminando, rodando y flotando, me falta nadar. Descubrí cosas desconocidas y me alejé un poco de las artes místicas, las meditaciones continúan pero últimamente no calman los remolinos. Todavía consumo lechugas, hierbas y tomate, tres años. Dejé de sentir y sentí de nuevo. Sonreí y me sumergí en carcajadas solitarias, algunas compartidas. Abrí el cuarto intento de blog y heme aquí, escribiendo. 

No importa nada de lo anterior, no importa lo que me faltó agregar, no importa porque de todas formas...




                                                                                                                                      

                                                                                                  Esa Maldita Yo

viernes, 4 de noviembre de 2011

Refugiada en el Silencio


Con la boca seca intenté tragar saliva, me deshidrataron. Tumbada sobre la cama mantenía los ojos cerrados y todavía boca abajo, después de largos minutos, estiré los brazos al frente, recargue el peso de mis manos en el colchón y raspé las palmas con la textura, eran las sábanas; al descontinuar el estímulo quedaron quietas y a través de almohadas, aun fuera de mi cuerpo sentí con los dedos el toc-toc-toc de mi corazón, los latidos podían atravesarme y retumbaban fuertemente por todos lados, tanto que, podía escucharlos como martillazos y las vibraciones que sentía con potencia en el pecho dolían, duelen.

Antes

Nada

jueves, 3 de noviembre de 2011

Cyan

Algunos preguntarán... ¿qué es en realidad lo que piensas? y yo nunca sabré que contestar.

El color de la vida cambia, pasa del gris al amarillo, de rojo a blanco y en algunos lapsos, en pequeños instantes se combinan. Y es así, en un fragmento de mi vida acompañada de un presente que no es el de hoy y que tampoco es el de mañana, en un presente pasado y cercano porque tal vez soñé despierta, en un segundo impulsivo, en un impulso incontrolable y necesario, en una necesidad precisa, en una precisión inesperada y en una esperada situación que no podría yo explicar, quise mezclar dos colores que quizá no combinan. Verde y Azul, no sé lo que resulta, ¿verde agua?, ¿Azul verdoso?, ¿Verde azulado? y no me importa saber porque de todas formas a mí me gusta como se ve, quizás a ti también.

En una espiral que cae sobre mi cabeza y que viene desde alguna lejana dimensión del universo, me llegan toda clase de ideas coloridas, extrañas. En el pensamiento que me lleva como el mar, en el vaivén de las olas, me arrastran de pixel en pixel,  de línea en línea y lo que predomina, lo que está abarcando gran parte de mi mente es el sustractivo, el cían que varía  <con el estado de ánimo>, la longitud de onda para llegar al turquesa, al agua marina y todos los demás derivados.

No me canso de mirar.