lunes, 31 de diciembre de 2012

2012

No sé que termina, porque durante todo el día mi cabeza le da vueltas al asunto ¿Qué comienza realmente? no lo sé, no estoy segura.
 
Seré honesta, éste año ha sido uno de los peores para mí a nivel personal. Me rompí completamente las costillas de los pensamientos y fracturé la columna de mis ideales. Será extraño decirlo pero es totalmente cierto. Me perdí y abandoné todo aquello que me rodeaba. No estoy bien, estoy bien, estoy mal, estoy mejor. Enloquecí completamente porque dejé de avanzar, perdí el rumbo y la forma de caminar. Aún recuerdo aquél Diciembre, aquél amanecer sarcástico de risas y miedo, 16 de Diciembre 2011. También contemplo con dura melancolía y pesar el 1 de Enero del 2012 así justo como comenzó debía permanecer el año con aquellas enseñanzas tan hirientes, tan terribles, tan desmotivantes. No tenía nada que saber pues que todo ya sabía pero bien dicen que la teoría no lo es todo y me doy cuenta que entre más aprendo también más dejo de saber y quería irme, lo deseaba con toda mi alma pero por alguna razón me ataron y no pude escapar.
 
Estaba segura hasta hace unos instantes que en éste año debía irme, lo acepté de forma tranquila porque ya lo he sabido desde siempre pero enfurece, enfurece saber que aún me quedo, aún debo permanecer, hablar, escuchar, estár sin saber realmente para qué. El día aún no acaba pero ya logro verme iniciando el brindis tan desubicada como ayer y entonces entiendo y aunque no lo quiera comprendo que aún debo quedarme.
 
Espero que con el caminar del reloj aquellas ganas viejas y perdidas junto con las motivaciones que la existencia misma y el universo inmenso me llenaban, regresen sin avisar, justo como se fueron. Sé que seguiré totalmente perdida en el laberinto de preguntas sin respuestas y entendimiento efímero pero no tengo alternativa propia que mirar hasta hallar lo que sea que encuentre. Intentar ser una pieza de aquél rompecabezas. Intentar ser...
 
 
 
                                                                                                                           B.A.D.M

jueves, 13 de diciembre de 2012

Tortuga, intento decirte algo.

Tortuga, tengo algo que decirte. Es necesario que lo sepas aunque sé que ya lo sabes. Yo soy quién para recordártelo porque tú y yo sabemos que es la mayoría de las veces en mí en quien confías.

Tortuga abre los ojos y no apresures tu paso si realmente no estás segura. Lo que vemos engaña lo que andamos agota, mira bien el terreno y anda cuando sea prudente andar.

Tortuga evita sentirte triste, camina sin mirar atrás porque dime ¿Valdría llorar cuando la desesperación consume el alma? Estás sola, sola, sola pero aprendiste a llorar.

Tortuga, he escuchado lo que dices y lo leo dentro de mi mente "Quiero ir al bosque para volar y nunca jamás regresar. Un salto, sólo un salto al aire, es mi destino, debe ser el final" Tortuga a veces es mejor dejar de pensar.

Tortuga no confíes por muy real que te lo parezca porque has visto los detalles, has mirado incongruencias.

Tortuga no quiero que sonrías fingiendo que estás bien, tortuga quiero que sonrías cuando eso expidas por la piel.



miércoles, 5 de diciembre de 2012

Un día terrible termina con una sonrisa

Volvía a casa después de las clases, el sol aturdía mi cabeza con esos rayos tan pesados que me atravesaban el cráneo. Caminaba lento, paso tras paso con la mirada perdida en el suelo y la mochila colgada de mi hombro derecho mientras pensaba lo terrible que había sido mi día y ordenaba cada una de las cosas que me habían pasado en el transcurrir.
 
En la mañana me despertó mi reloj con alarma de campana veinte minutos antes porque algo le falló, decidí pasar esos minutos en la cama pero cuando giré el cuerpo hacia el otro lado y pude mirar la pecera que tengo sobre un buró descubrí que mi pez flotaba en la superficie con la panza para arriba, estaba muerto. Tuve que levantarme para sacarlo y darle una pequeña despedida que lo llevaría al cielo de los peces por la taza del baño. Decidí bañarme de una vez y sin tocar el agua siquiera me introduje a toda velocidad, estaba totalmente fría, algo pasaba con el calentador. Entre brincos y temblorina logré terminar. Me vestía con el típico uniforme escolar, tomé las calcetas y una de ellas estaba rota, así la dejé pues las demás estaban sucias. Bajé a la cocina, mis padres ya no estaban pero la nota de mamá decía: "Tuvimos que irnos temprano pero ahí te dejé el desayuno" En la mesa estaba un vaso con jugo de naranja, fruta y un delicioso sándwish. Tomé asiento y comí con toda tranquilidad. Escuché un ruido raro, me levanté para revisar y en el acto pise la cola del gato que había estado oculto bajo la  mesa, éste chillo tan fuerte que salté del susto y derrame todo el jugo sobre lo que restaba del sándwish y la mesa. -Largo de aquí Nereo- le grité para ahuyentarlo. Estaba de malas, con el desayuno arruinado y todo el jugo derramado. Limpie y subí a mi cuarto por la mochila, al menos mi uniforme estaba intacto. Salí de mi casa y camino a la escuela un autobús que iba muy aprisa me mojó con un charco de agua de la calle. En la clase, la maestra de inglés puso un examen sorpresa y el de matemáticas llenó el pizarrón con tantos números que dejé de entender cuál era uno y cuál era dos. En el receso no hubo desayunos, la señora que los hacia estaba enferma y sólo ofrecían galletas y chatarra empaquetada. Compré un jugo de uva que estaba al tiempo y contemplaba mi entorno mientras escucha como rugía mi estómago de hambre. Cuando regresé al salón descubrí que un compañero había tirado accidentalmente pintura sobre mi silla así que tuve que cambiarme de lugar y quedar justo frente al escritorio de los maestros. La de español pedía la tarea y fue una sorpresa recordar que había olvidado guardar la libreta de la materia. Una vez fuera de clases, caminé bajo los rayos intensos del sol y pisé un chicle sin querer que era tan azul como el cielo.
 
Estaba a una cuadra de llegar a casa, revisé mi zapato para checar que ya no tuviera más rastros de chicle y en el acto, un billete de cien pesos apareció justo a mi lado, lo tomé y miré a mi alrededor para asegurarme de que no estaba alguien por ahí buscándolo. Todo estaba vacío así que seguí caminando y sonriendo porque al parecer mi día estaba mejorando. Entré a casa y escuche la voz de mi padre hablando con mamá -Sólo caminé una cuadra a casa de Jorge y cuando regresé el billete ya no estaba en mi bolsillo- Entendí todo y le dije a mi papá -Acabo de encontrar un billete tirado afuera de la casa del vecino- se lo di y subí las escaleras con los ánimos por los suelos. Mis padres me dijeron algo pero no puse atención, abrí la puerta de mi recámara con el único objetivo de tirarme en la cama pero una gran sorpresa me llevé cuando miré que justo sobre la cama había una paquete forrado con un lindo color blanco y un moño dorado, llevaba una nota que decía "Mi amor, tenemos ésta sorpresa para ti, es algo que deseabas mucho. Disfrútalo. Te quieren Papá y Mamá" Estaba feliz, abrí la caja lo más rápido que pude y encontré aquella maravillosa sorpresa. En definitiva, mi día ya se había mejorado.