A veces

A veces me canso de ti, me canso de tus tratos inesperados y nada gratos, de tus ataques de incomodidad con manifestaciones poco agradables. A veces me canso de que quieras culparme por casi todo y de que me provoques esos insoportables ratos de ira y enojo. A veces me canso de volverme loco por tu culpa y de tu locura insoportable. A veces me canso de tu bipolaridad incontrolable, un día me odias y al otro me amas, a veces tu cielo y otras tu infierno. A veces me canso de adivinar tu estado de ánimo y saber cómo debo comportarme para que no te enojes o no estés desepcionada. A veces me canso de ser paciente y amarte porque no amarte sería muchísimo más fácil para mi vida. A veces me canso de intentar descifrarte, ser paciente y estar triste cuando tú no intentas entenderme. A veces me canso de tener que escucharte, hablando y hablando porque tú siempre tienes la razón. Pero no, tú no eres perfecta, te equivocas demasiado y lastimas en el lugar exácto, nunca te disculpas y tampoco te importa hacer daño, a veces me canso de que seas una persona tan vacía y no meditas lo que causas, a veces me canso de ti, a veces me canso de todo y a veces me canso de ser yo mismo amando a quien no corresponde igual a mi llanto porque estoy solo aunque a ratos estés conmigo, porque estoy solo aunque duermas en la misma cama y al lado mío.

Deseo anhelado.

El último espacio por recorrer de un poco menos de un kilómetro se hizo inmenso. La fuente con agua clara se veía cada vez más lejos y el sediento hombre agonizaba y suplicaba por unas cuantas gotas de líquido. Había sido largo el viaje y estaba cerca de llegar. Así lo anunciaba la fuente. La fuente de la vida eterna, al fin la había encontrado y estaba tan cerca. Aquél hombre enfermo creció con las historias de su madre, una mujer de leyendas y vida aventurera que recorrió gran parte de las regiones cercanas, muchos la creían una gitana con poderes místicos pero lo cierto de todo esto era el inmenso amor que sentía por su hijo y este hombre lo sabía, tirado en la arena visualizando a lo lejos la fuente pensó en su madre, en su infancia y en como ella le llenaba de besos imparable, pero hacía años de eso, era un chiquillo sano y hambriento que amaba profundamente a su madre que jamás dejaba de cuidarlo. Recordó su promesa, debía seguir, levantarse y caminar hasta llegar a su destino y lavar su cara del esa agua, el agua que siempre soñó. Su deseo estaba cerca, los anehelos de su infancia le hacían realidad. Sus ojos brillaban de nuevo con el cristalino de las lágrimas que se acumulaban. Y así se levantó aquél hombre enfermo, dio los primeros pasos y dejó atrás todo lo que le ataba. Su destino estaba cerca y a lo lejos un hombre se veía caminando, un hombre que se perdía en la lejanía de un sueño anehelado que estaba a punto de hacerse realidad.

Sentimiento incomprendido

Comienza así, con un atardecer nublado y callado. El silencio permanece intermitente con ratos de voces de mando pidiendo alguna cosa que esté al paso de la otra persona. Soy un chico solitario que a ratos se vuelve gris y silencioso, justo como este día. No tengo pánico pero me aterro cada vez que ella no razona y afirma amenazando con ideas y palabras hirientes y frías. Mi corazón recontruido se destroza y del polvo agonizan los sentimientos que fluyen de cada partícula. No quiero llorar pero estoy maldito, el agua salada brota denotando cada sentie abatido. La amo y amarla me duele porque ella siempre dice que quiere irse lejos de mi. No soporto el espacio tan enorme que ella abre entre nosotros, no puedo tocarla, no puedo llamarla, la distancia en la recámara se vuelve continental y aunque luche por acercarme es certera, y apunta firme a mi pecho, un paso más y muero. Estoy cansado ¿Por qué afirman que las personas como yo no tenemos sentimientos? Amamos profundo y sufrimos callados, el silencio asusta pero la soledad en aquellos momentos mata. No quiero perderla, la amo para toda la vida pero ella no lo entiende, necesita que me aleje. Estoy muerto en vida, sonrío, me alegro, la extraño, la amo y sonrío de nuevo de forma planeada. Parece que todo va bien ¿No? y que ahora soy una persona normal dispuesto a aceptarlo todo, no importa cuan inútil parezca, para mi aún todo tiene sentido y moriré amandola y será así hasta mi último suspiro que espero me libere de este sentimiento incomprendido.

Danza con las olas.

Ella bailaba sola al compás y vaivén de las olas. Estaba loca, eso creían todos pero no, sólo una vez lo estuvo y fue por amor. Algo cambió su vida, las tragedias marcan y te enloquecen sin que un psiquiatra lo note y por ende jamás llegará ella a una farmacia con receta médica. El dolor le recuerda que aún vive y las olas le dicen que así como ellas vienen y se van, algún día se irá de este mundo con un sólo recuerdo, el dolor jamás dejará de existir.

Lamento decepcionarte cariño

De nuevo tecleando en la vieja máquina de escribir, aquella que alguna vez fue cómplice y amiga, pañuelo de lágrimas y baúl de secretos olvidados. No estoy feliz. No la extrañaba. No me nace teclear y mucho menos expresar en la clase de podridumbe en la que me encuentro ahora, estoy vacía de ideas y con los pensamientos cansados por tanto regañar al corazón pero, aquella chica me lo ha pedido, quiere oír sonar las pisadas de mis dedos, expresando incoherencias. ¿Qué importa eso? ¿Aquella chica prefiere leer ficción a leer mis anhelos? le escribo cosas lindas a cada rato, le he inventado poemas y cartas llenas de letras, tal parece que son basura. La superficialidad de las historias baratas siempre terminan en best-sellers, eso es lo que vende, las cosas superfluas y sin espíritu. Pero eso ya no importa, no voy a cambiar al mundo y tampoco permitiré que las banalidades de este me cambien y por ello no evitaré escribir sobre mis emociones. -Esto es una mierda- no puedo evitar decirlo en voz alta. Y aquí voy, con la estupidéz por delante y con la esperanza de que esa chica sonría al ver tantas letras juntas (espero no decepcionarte cariño, pero me siento asquerosamente sola). Tengo el corazón hecho añicos, las lagrimas me invaden constantemente en las madrugadas porque a pesar de que aquella chica duerme a mi lado, estoy repleta de soledad y silencios provocados, me callo para armonizar con ella y sus emociones momentáneas. No, no debo expresarme porque arruino casi siempre cada momento e inauguro los bostezos de mi amante. Apenas abro la maldita boca y ella desea dormir -No es momento para hablar- me dice somnolienta y contesto -Pero estabas hablando vívidamente hace apenas 2 minutos. Me lastima su indiferencia, es como que existo cuando se requiere y cuando requiero el tiempo se ha ido al carajo. Lo olvidaba, mis pláticas o expresiones no tienen sentido, abrumo el mundo completo con mis calamidades sentimentales. ¿Es mucho tener ganas de oír un Te Quiero? Maldito gato idiota, duermete ya o te arrojo un zapato, al noche es para dormir o para salir a embriagarte pero no para escuchar de tus tristezas. No me importa si soy yo parte de ese generador de llanto, NO ME IMPORTA. Y estamos aquí de nuevo, con un alma triste y vacía que añora el amor que su amada prometía, aquella chica me hacía sentir con vida y ahora soy el muerto que se pudre con los labios rotos, con las promesas que me hicieron tiradas en la basura, con un vestido de azucar que se comieron las hormigas, con una sonrisa deshecha que cualquiera cambiaría por cualquier cosa, con un corazón tan alcanzable y listo para destruir y con unos sueños hermosos arrojados a la cara con burlas como si fueran bolas de papel, pero lo más importante de todo aquí estoy yo de nuevo, exponiendome al mundo con el maldito corazón hecho pedazos.