jueves, 2 de mayo de 2013

De un camino.

El camino amarillo se hizo largo y con ello el país verde muchísimo más lejano. ¡Pero que angosto! angosto, muy angosto. Voy andando, todo se opacó por la luna. ¡Que brillo! brilla y brilla. De lado izquierdo aquél escorpión gigante y negro, no se ha movido. Adelante, un silencio oscuro, me acerco y se hace gris. La rana llama a los demás que desean perseguirme. ¡Malditos cochinos! quieren comerme, quieren comer. Una montaña de cristal sale por debajo del camino, me atravesó por completo, la punta sale por mi cabeza que apunta fija hacia adelante. No puedo correr y el dolor no me permite detenerme. Debo avanzar, avanzo, avanzo, no puedo mirar atrás.