sábado, 22 de septiembre de 2018

Morir es seguro

Un día me voy a morir pero te aseguro algo, tú también.

          No sé que tan relevante sea comentarlo pero al igual que para ti, mis días han seguido avanzando, algunos buenos, otros malos, algunos alegres y otros peores. He muerto en vida no sé cuantas veces y he renacido lo suficiente para encontrarme aquí reflexionando al respecto.
         Recuerdo algunas de mis viejas publicaciones e incluso pienso en cosas que he escrito en el pasado en libretas que tengo guardadas, olvidadas y muy empolvadas, sí, puedo decir que he avanzado, que algunos aspectos han mejorado, que ya no me siento sumida o no lo suficiente como para querer volver al agujero. Me he sentido bien y sin embargo a veces pienso que se trata de cierta indiferencia. Hace poco lo comentaba con alguien, es esta sensación de que al pasar de los años y a base del dolor, el desamor, el sufrimiento y de todas las cosas que vives te haces menos sensible y creo que no es como tal que sientas menos es más bien como que en realidad ya nada de estas cosas te afectan, es un poco de inmunidad.
         Mientras creces te vas haciendo fuerte o algo así he leído o escuchado en algún lugar pero, considero que como tal no eres más fuerte porque aun hay cosas que te afectan sólo bloqueas y eliminas áreas sensibles que han sido dañadas en el pasado. Pienso que sí, nos hacemos menos humanos y más duros, menos afectivos y con menos sentimientos que transmitir. Poco a poco algo muy profundo se apaga y dudo que regrese. Al abrir un regalo dejas de sentir la misma emoción y no es que seas infeliz pero sabes que lo que sea que contenga esa caja no durará para siempre, los momentos se hacen efímeros y los vives en un presente que dura segundos, en el futuro llegarán los recuerdos pero ya no sufrirás... siempre supiste que ibas a morir y que todo lo demás también.