viernes, 4 de noviembre de 2011

Refugiada en el Silencio


Con la boca seca intenté tragar saliva, me deshidrataron. Tumbada sobre la cama mantenía los ojos cerrados y todavía boca abajo, después de largos minutos, estiré los brazos al frente, recargue el peso de mis manos en el colchón y raspé las palmas con la textura, eran las sábanas; al descontinuar el estímulo quedaron quietas y a través de almohadas, aun fuera de mi cuerpo sentí con los dedos el toc-toc-toc de mi corazón, los latidos podían atravesarme y retumbaban fuertemente por todos lados, tanto que, podía escucharlos como martillazos y las vibraciones que sentía con potencia en el pecho dolían, duelen.

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