miércoles, 21 de diciembre de 2011

Pesca

Se adentró al mar, luchando contra espesas olas. Controló el peso de la conciencia y arrojó el combustible orgánico al corazón. Esto alentó su motor para afrontar las consecuencias. Corria peligro, más que otras veces, pero, pelear contra la tempestad siempre ha sido la misión.


Tres bocas que alimentar con el pescado fresco que halláse perdido entre la tormenta. Entrará en su vieja red en busca de refugio sin poder escapar después de su verdadero destino.


Pero esa carne no entra a su boca, porque su vida poco le importa. Ha asignado valor, comerán las que importan más. No, no es un caso cruel, así manifiesta su amor sin que lo noten. Sonríe y traga saliva. El estómago lo tortura y recurre a la fruta pequeña que a veces encuentra. Ellas no se dan cuenta. Pero él, ese joven de 18 años es el hombre. Él debe cuidar a mamá y sus dos hermanas. Por eso toma su lancha y sale a pescar.

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