martes, 4 de octubre de 2011

Pensé en el miedo y en el odio.








    "...¿Alguna vez sentí realmente el miedo? Pues qué contestar si ahora no importa, ya no. Caminé un día a paso lento, observando lo que me rodeaba, -mira, es un conejo, un conejo amarillo hecho con flores- corrí hacia él y cuando asombrada intenté capturarlo fui recibida por un gesto de enfado, gruñidos y la despedida fue una mordida fuerte en el dedo – Maldito conejo. Odiar y temer a todo lo que nos lastima jamás curará las heridas sólo las aviva, acentúa el dolor creado que inminente abre llagas..."  Fragmento tomado de alguno de mis escritos, quizá después lo publique.

          Definiciones según la RAE:

Miedo.- m. Perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario. 
Odio.-  m. Antipatía y aversión hacia algo o hacia alguien cuyo mal se desea.

           El miedo a la vida, a la muerte, al amor, al fracaso. El odio al pasado, a los errores, a Dios. Cargamos ya tanta basura.
     
     Yo he tenido miedos igual que tú, pero, del odio poco conozco o poco me acuerdo.   

       Por la vida vamos, y así será hasta la muerte que es nuestro único destino fiel, el camino es siempre diferente para todos y de forma única e individual creamos una historia que podrá ser del género que más nos acomode o simplemente de aquél que prefiramos, porque si nos gusta el drama eso será nuestra vida un gran drama. 

         Por el camino, algunas señales nos previenen de forma más que evidente con la única finalidad de regalarnos opciones, el señalamiento dice ALTO y yo puedo decidir que hacer pues la señal no obliga, advierte y de ahí se originan todas las posibles consecuencias. Y en el recorrido cosas pasan y otras dejan de pasar, son buenas, malas o tristes, que intensificamos o disminuimos según sea el género elegido. Con esto como base obtenemos variados resultados y entre ellos la posibilidad del miedo y el odio. 

        Con el miedo creamos un escudo, con el nos protegemos para evitar ser lastimados o dañados, es muy buena defensa pero cuando nos domina deja de funcionar. No podemos decír que es malo sentirlo, pues en la naturaleza sirve y es necesario para la supervivencia, pero cuando éste se excede, no termina y se degenera, sin importar que tipo de miedo es, limita tanto la vida y provoca que olvidemos vivir de forma benéfica, saludable y felíz entonces ¿por qué sentirlo?.

        No juzgo a las personas que sienten odio, sus razones tienen, yo quizá no he tenido un motívo realmente bueno como para sentirlo y echarmelo a los bolsillos, no me gusta cargar piedras pero no puedo afirmar que nunca las cargaré. A muchos les gusta vivir así, con el deseo de dañar cuando esto no arregla las cosas sólo saciará momentaneamente el deseo que después regresará por otras razones.

        Podemos ser felices o infelices, pues ya sabemos que sufrir es opcional, sal a la vida, arriésgate a equivocarte y hacerlo otra vez.

         No es tan fácil para algunos quitarse la basura mental y decír, ya no tengo miedo, ya no odio, pero podemos comenzar intentándolo y eso ya es un gran paso, querer es poder aunque cueste.


          

           

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