miércoles, 26 de octubre de 2011

Otoño

Me asomé por la ventana, quería comprobar que habías regresado después de un año, un ligero viento entró, avanzó hasta el escritorio y arrojó al suelo algunos de mis poemas. La calle estaba adornada con una alfombra rojiza, eran todas las hojas que cansadas se habían soltado de los árboles para volar. Los niños abrigados jugaban entre las montañas que los padres formaban al barrer y otras hojuelas elevaban el pecíolo para intentar el viaje, otra vez.
El pequeño cactus, sentado en el piso del balcón perecía sereno, el no perdería sus espinas. Cerré por completo el ventanal y recargada de espalda sobre el cristal  contemplé algunas pinturas y fotografías que adornaban la pared de mi cuarto. Las caras conocidas sonreían entre las figuras que en el pasado creé con pínceles y recordé, entonces recordé.

Que bonito día para salir a jugar con el Otoño que al fin llegó, porque siempre que termina lo espero yo con muchas ganas, porque casi siempre es aquí donde hay cambios en mi vida, porque aquí todo muere y volverá a crecer.

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