martes, 18 de marzo de 2014

Como pasan los años...

          Es curioso... tenía mucho sin escribir (aquí). Me pregunto ¿Alguien habrá extrañado mis letras al menos un poco? Lo dudo con toda certeza. Recuerdo, desde hace unas tres horas, lo mucho que me apasiona escribir, lo que disfruto deslizar la pluma por la hoja y ver como la tinta va trazando mis ideas línea tras línea. Es mágico, no tengo que hablar, ni rendirle cuentas a nadie. Hoy es de esas noches reflexivas en las que el insomnio me regala muchas emociones (¡Y sorpresas!). Ayer por la tarde, charlaba con alguien que me decía que nunca se debe perder el optimismo, yo escuché en silencio como tratando de entender y aceptar aunque mi yo interior gritaba escandaloso y desesperado vociferando negativas a dichos argumentos, por reflejo automático contesté que sí cuando me preguntaron algo sobre si estaba de acuerdo (realmente ahora no estoy segura si esa reacción fue lo mejor o lo peor). Estoy estancada, aunque no tanto como hace ya algunos meses. Hasta ayer podía decirme a mi misma que había avanzado un poco pero ahora... en éste momento, me hago consciente de que no he avanzado nada o muy poco, tan poco que no sirve. Algunas horas en internet me llevaron de la mano para mostrarme cómo las personas cambian (hasta lo hacen drásticamente), las cosas cambian, los gustos cambian, el amor cambia (y se acaba), las situaciones terminan y comienzan otras nuevas. Veo vivamente como es verdad que a veces la vida te sorprende por muy pesimista que seas. Entonces, tal vez no es tan mala esa eufórica oleada de positivismo con la que me mojaron la cara, después de todo las cosas buenas sí pasan y a veces sin que las busques pero hay que caminar.

         Es duro decirlo, tener que hablar frente a frente conmigo misma y sobre todo reconocerlo, NO ESTOY EN DONDE QUIERO ESTAR, NO ESTOY HACIENDO LO QUE QUIERO HACER, NO ESTOY SINTIENDO LO QUE QUIERO SENTIR, NO ESTOY RECIBIENDO LO QUE QUIERO RECIBIR, NO ESTOY TRABAJANDO POR LO QUE QUIERO TRABAJAR, NO ESTOY HACIENDO NADA, SÓLO DEJO QUE EL MAR ME ARRASTRE Y ME REGRESE A LA PLAYA, SIN IR MÁS ALLÁ DE LO QUE VEN MIS OJOS Y SIN REGRESARME PARA PONER LOS PIES SOBRE LA ARENA.

          No quería reconocerlo o más bien no lo veía, estaba tan cómoda que olvidé todo lo demás. Que triste. Pero no quiero derrumbarme, encerrarme en mi negatividad que en éstos días he ido venciendo poco a poco por mera decisión propia. He ido callando lentamente a la vocesita (Diría Julio Márquez) pero se que no debo confiarme y que tampoco es suficiente. Necesito una pequeña chispa, algo que me devuelva la mirada y me asevere que efectivamente la vida es bella.

          Estoy sorprendida aún, como pasan los años y a medida que pasan los cambios son inevitables, sean para avanzar, detenerse o retroceder, hoy todas esas personas me lo recuerdan, me lo dicen con una bofetada con guante blanco, hoy me recuerdan que es necesario vivir y avanzar aunque no sepamos a donde y reflexiono, aunque las cosas duelan POR ALGO PASAN LAS COSAS.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Opiniones: